Inspiración De Gracia
Él
Mismo ha dicho: “Nunca te dejaré ni te desampararé.” Hebreos 13:5
Durante seis horas
completas, el Hijo de Dios estuvo suspendido entre el cielo y la tierra.
Y en lo más intenso de Su sufrimiento en la cruz, Él clamó desde una
profunda oscuridad: “Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué Me has abandonado?” (Mat.
27:45–46)
Por primera vez, Jesús se dirigió a Su Padre
llamándolo “Dios”. El Padre había abandonado al Hijo. Como Juez del
Universo, Dios tuvo que darle la espalda a Su Hijo que estaba cargando con la
inmundicia de los pecados del mundo, porque Sus ojos son muy limpios para mirar
el mal. (Hab. 1:13)
Si el Padre no le hubiera dado la espalda a Su
Hijo, Él tendría que darte la espalda a ti hoy cuando tú lo llames en tu
momento de necesidad. ¡Pero debido a que Jesús tomó tu lugar, hoy, tú
tomas Su lugar y tienes el rostro de Dios sonriéndote siempre!
En este momento, el rostro de Dios te está
sonriendo. Su rostro brilla sobre ti. Puedo estar frente a ti y
declarar: “El Señor haga resplandecer Su rostro sobre ti.” (Núm.
6:25-26) Y todo es porque Jesús pagó el precio para que Dios nunca te
deje ni te desampare. (Heb. 13:5)
Como Juez, Dios le dio la espalda a Su Hijo.
Pero como Padre, Él lloró. Su corazón estaba roto porque Cristo
nunca lo complació más que cuando estaba en la cruz. El sufrimiento de
Cristo fue un aroma fragante para el Padre. (Efesios
5:2)
¿Recuerdas lo que dijo Jesús? “Por
eso el Padre Me ama, porque Yo doy Mi vida para tomarla de nuevo.” (Juan
10:17) Si tú eres padre, amas a cada uno de tus hijos por igual.
Pero cuando uno de ellos hace algo especial para ti por amor, eso te toca
el corazón y tú solo quieres correr hacia él y abrazarlo.
Eso fue lo que sucedió en la cruz, excepto que
el Padre no pudo abrazar a Su Hijo. En cambio, Él tuvo que darle la
espalda a Su Hijo porque nuestros pecados tenían que ser castigados en el
cuerpo de Su Hijo.
Amado, cuando tú clamas al Padre por ayuda
hoy, debes saber que Él te escucha y ciertamente te ayudará. ¡Debido a
Jesús, Él nunca te dará la espalda!
Viendo a través de los ojos de la fe,
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