Inspiración De Gracia
“A este le abre el portero, y las ovejas oyen
su voz; llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera. Cuando saca todas
las suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su
voz.” Juan
10:3-4
Hay muchos hoy en día que
aún luchan por las voces de Moisés y Elías —la ley y los profetas— sin
comprender completamente que en el nuevo pacto, todo se trata de escuchar la
voz del Hijo de Dios resucitado.
¿Por qué el Padre quiere que nosotros
escuchemos solo al Señor Jesús? ¿Por qué debemos enfocarnos en Jesús
y crecer en el conocimiento de Su gracia? Porque ni la ley ni los
profetas tienen la respuesta a nuestro clamor más profundo por intimidad y paz
con Dios, y por disfrutar de Su presencia y Su poder en cada área de nuestra
vida. Si miras las Escrituras, verás que aunque Moisés y Elías
hicieron grandes proezas, ambos grandes hombres de Dios fracasaron al final.
Hacia el final de su vida, Moisés golpeó la
roca dos veces en desobediencia, gritó al pueblo, habló imprudentemente con sus
labios debido a la ira e impaciencia, y acabó sin que se le permitiera entrar a
la tierra prometida. Así fue como su ministerio terminó.
¿Por qué fueron tan graves las consecuencias
de las acciones de Moisés? Porque él representó mal a
Dios. En su enojo, él representó a Dios enojado y crítico hacia Su
pueblo, cuando Dios realmente los amaba y se preocupaba por
ellos. Esto nos deja claro que, como predicadores de la Palabra de
Dios, nosotros debemos ser muy precisos en la manera en que estamos
representando a Dios.
¿Y qué sobre Elías? A pesar de las
asombrosas victorias y la evidencia del poder de Dios en su ministerio, en sus
últimos días, Elías pensó que Jezabel era más grande que Dios y huyó de
ella. Su ministerio terminó en depresión y desánimo (1 Reyes 19), y
su manto fue a parar a Eliseo.
En comparación, donde la ley y los profetas
fallaron, nuestro Señor Jesús tuvo éxito. Mira esta hermosa profecía
acerca del Mesías en Isaías 42:1, 3-4:
“He aquí Mi Siervo, a quien
Yo sostengo, Mi Escogido, en
quien Mi alma se complace… No
quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo mortecino; con verdad traerá
justicia. No se desanimará ni
desfallecerá.”
Mientras que Moisés fracasó y Elías se
desanimó, las Escrituras nos dicen que nuestro Señor Jesús, el todo
deseable, “no se desanimará ni desfallecerá.” Mientras
que Moisés era impaciente, nuestro Señor Jesús es paciente contigo y conmigo
hoy, especialmente cuando cometemos errores y fallamos. Y mientras
que Moisés no logró llevar al pueblo de Dios a la tierra prometida, nuestro
Señor Jesús terminó la obra que Su Padre le envió a hacer y nos ha introducido
a todas las bendiciones y promesas de Dios. (Efesios 1:3, 2 Corintios 1:20) Mientras
que Elías se desanimó, Jesús no se desanimó ni siquiera por el continuo rechazo
de la gente.
Él es tu roca y tu fortaleza cuando te sientes
desanimado. ¡Todos los grandes hombres de Dios en el Antiguo
Testamento juntos no pueden compararse con nuestro hermoso Señor Jesucristo!
Este es el Hijo amado de Dios y hoy Él te
dice: “Levántate. Párate firme en Mi justificación y serás levantado
de la derrota.” De la misma manera que nuestro Señor Jesús pudo
tocar a un hombre con lepra y sanarlo, Él puede tocar cualquier área de
deformidad, debilidad o vergüenza en tu vida y transformarla hasta su plenitud
y fortaleza por Su gracia.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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