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miércoles, 5 de agosto de 2020

¿Qué Has Estado Diciendo?

Inspiración de Gracia

Muerte y vida están en poder de la lengua…  (Proverbios 18:21)

Muchas cosas en la vida pueden hacernos sentir temor —perder nuestros trabajos, enfermedades mortales, ataques terroristas, etc.  Cuando estas cosas nos confrontan, tendemos a ceder ante la preocupación y el miedo, y comenzamos a hablar acerca de lo que tememos.

Job no fue diferente.  Él temía constantemente que Dios pudiera castigarlo a él y a su familia porque él se mantenía pensando que sus hijos habían pecado contra Dios.  Él se levantaba temprano en la mañana para ofrecer holocaustos, porque decía: “Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en sus corazones.”  Y la Biblia nos dice que él hacía esto “siempre.” (Job 1:5)

Así que Job se mantenía confesando los pecados de sus hijos y temiendo que algo terrible pudiera sucederle a él y a su familia.  De hecho, su conciencia de pecado no solo le producía temor, la Biblia nos dice que “le aterrorizaba.” (Job 3:25)

Es importante que comprendamos que era la conciencia de pecado de Job la que le abrió la puerta a Satanás.  Su preocupación por los pecados que su familia podía haber cometido le dio a Satanás la oportunidad de traer muerte y destrucción a su vida.  Dios tenía una valla de protección alrededor de Job.  Pero cuando él comenzó a ser consciente de pecado y a tener una expectativa temerosa de juicio, la valla fue quitada y Satanás pudo atacarlo. (Ver Job1: 9-12)

Amigo, hoy, si tú has pecado, no digas: “He fallado otra vez.  Merezco ser castigado por Dios.”  ¡Recuerda que tú ya tienes perdón de pecados debido a que Jesús fue castigado y condenado en tu lugar! (Ver Efesios 1:7)  Así que, di: “Yo soy la justicia de Dios en Cristo.  Jesús, Tú eres mi santificación y mi perfección.” (Ver 1 Corintios 1:30, 2 Corintios 5:21).

Debemos ser conscientes de lo que creemos y decimos regularmente porque “la muerte y la vida están en poder de la lengua.”  Así que, cuando tú escuches sobre un virus mortal que está cobrando muchas vidas, no digas: “¡Yo seré el próximo porque no he sido un buen cristiano!”  En lugar de eso, di: “Jesús, Tú eres mi justicia y mi protección.  ¡Estoy seguro que Tú me librarás del lazo del cazador y de la pestilencia mortal.” (Ver Salmo 91:3)

¡Amado, esta manera de creer y confesar no solo complace a Dios, sino que también le cierra la puerta a Satanás para que no pueda hacer ninguna incursión en tu vida!

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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