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domingo, 16 de agosto de 2020

Habla Bendiciones Sobre Tu Familia

 Inspiración de Gracia

Porque Tú, oh Señor, bendices al justo, como con un escudo lo rodeas de Tu favor.  (Salmos 5:12)

¿Qué estás creyendo y diciéndole a tus seres queridos todos los días?  En el caso de los judíos ortodoxos, los viernes por la noche en sus hogares, el padre impone las manos sobre sus hijos y pronuncia las bendiciones de Dios sobre ellos.  ¡No es de extrañar que los niños judíos crezcan para ser triunfadores en la batalla de la vida!  Ellos se convierten en algunos de los más grandes inventores, banqueros, músicos y artistas del mundo.

Aunque son una raza minoritaria, los judíos han producido el mayor número de ganadores del Premio Nobel.  Yo creo que es porque ellos bendicen a sus hijos de la misma manera en la que lo hacían los patriarcas del Antiguo Testamento.  Abraham, Isaac y Jacob liberaron las bendiciones de Dios sobre sus hijos, imponiendo sus manos sobre ellos y hablando las bendiciones. (Ver Génesis 27:27–29, 38–40; 48:14–16)

En el Nuevo Testamento, los apóstoles pronunciaron bendiciones sobre las iglesias a las que predicaban.  A la iglesia de Filipos, Pablo declaró: “Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:19)  Juan liberó una poderosa bendición sobre Gayo cuando dijo: “Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud.” (3 Juan 1:2)

Incluso Jesús pronunció una bendición de liberación sobre la hija de la mujer sirofenicia: “vete; el demonio ha salido de tu hija.” (Marcos 7:29)  Esta fue una bendición de liberación por autoridad.  La mujer tomó esa palabra por fe y cuando llegó a su casa, halló que su hija estaba bien. (Ver Marcos 7:30)  Del mismo modo, el centurión tomó la bendición por fe y la sanidad llegó a su siervo en su hogar. (Ver Mateo 8:8–13)

Los padres de una pequeña niña hicieron lo mismo mientras adorábamos al Señor en nuestra iglesia.  Su hija estaba hospitalizada en las etapas finales del cáncer.  Y cuando yo pronuncié la bendición de sanidad ese domingo, ellos la recibieron y la hablaron sobre su hija.  ¡Pronto, ella fue dada de alta del hospital, sanada!

Amigo, bendice a tus seres queridos.  Declara sobre ellos: "El Señor te bendiga y como con un escudo, te rodee de Su favor.”  Pronuncia tus propias bendiciones, declarando: “¡Gracias, Señor, Tú provees en exceso para mis necesidades y tengo una excelente salud!”

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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