Medita En
Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino
que Cristo vive en mí, y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en
el Hijo de Dios, el cual me amó y Se entregó a Sí Mismo por mí. (Gálatas 2:20)
A medida que
profundizamos en el poder de creer correctamente, quiero mostrarte
formas prácticas en las que tú puedes ser transformado
por la renovación de tu mente. Creer
correctamente consiste en renovar tu
mente y eliminar las creencias equivocadas que dieron forma a tu pensamiento y comportamiento. Es por eso que la Palabra de Dios dice: “No imiten las conductas ni las costumbres
de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme
en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar”. (Rom. 12:2, NTV)
Dios quiere cambiar la
forma en que pensamos cambiando nuestros pensamientos
de estar llenos de nosotros mismos, a estar llenos de Cristo. Nuestra tendencia humana es enfocarnos en
nosotros mismos. Somos propensos a la
introspección excesiva y somos fácilmente susceptibles de preocuparnos por
nosotros mismos y no por Jesús. Muchos
de nuestros mayores dolores, luchas, fracasos y miserias resultan de vivir
centrados en el “Yo”. A menudo, estamos
absortos en pensamientos como “¿Habré hecho lo suficiente?”, “¿Qué hay de malo
conmigo?” y “¿Por qué soy tan débil?” Desafortunadamente, cuando nos ocupamos
demasiado en nosotros mismos, nos obsesionamos, nos sentimos oprimidos e
inevitablemente nos deprimimos.
Mi amigo, ¿está tu
mente llena constantemente de pensamientos sobre cómo has fallado, cuánto te has
equivocado y cuán indigno eres? Esto es
sintomático de alguien que está claramente lleno de sí mismo. Pensamientos como estos hacen que las personas
desarrollen un complejo de inferioridad. Las personas que sufren de esto están siempre listas
para condenarse a sí mismas. Sus mentes
están nubladas por la negatividad y el pesimismo.
Pero la llenura de sí
mismos también puede manifestarse en el otro extremo como un complejo de
superioridad. Hay personas que piensan
que siempre son mejores que los demás. Son
dolorosamente arrogantes y creen que sus perspectivas y opiniones son siempre
correctas. Ya sea que te sientas
superior o inferior, tu enfoque sigue estando en ti mismo y al final eso te
causa mucho dolor, desdicha y angustia
Solo en Cristo vas a experimentar la
verdadera transformación y no caminarás en orgullo ni en falsa humildad. Cuando estás lleno de Cristo, la carne en ti
se vuelve intrascendente y comienzas a manifestar inconscientemente todos los
atributos adorables y preciosos de la plenitud
de Jesús. El fruto del Espíritu, como el amor, la alegría, la paz y la bondad,
fluyen a través de ti sin esfuerzo cuando tu mente es renovada y se llena de la
persona de Jesús. ¡Es algo inevitable! No podemos tocar Su gracia y no volvernos
santos, así como tampoco podemos tocar el agua y no mojarnos.
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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