Medita En
Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo. (Romanos 10:17)
Cuando estaba
estudiando la historia de Emaús, le pregunté al Señor por qué Él eligió velar
los ojos de los dos discípulos de modo que ellos no pudieran reconocerlo (ver
Lucas 24:13–35). Le pregunté: “¿No
habría sido mejor para ellos verte con tus manos perforadas por los clavos?” ¿No habría sido mejor si Jesús hubiera
caminado por las calles más concurridas de Jerusalén, hubiera levantado Sus
manos y hubiera gritado, “¡Hey! ¡Todos, miren
esto!”
Pero Jesús sabía que
hacer eso no produciría fe verdadera.
Él me reveló que era más importante para
los discípulos verlo a Él en la Palabra
que verlo en persona. Wow, esas palabras
trajeron mucha esperanza y aliento a
mi corazón. Si la fe de los discípulos
estaba basada en ver a Jesús físicamente en la carne, entonces, ¿qué esperanza
tenemos hoy? Jesús veló sus ojos a
propósito para que ellos lo vieran primero en las Escrituras. Eso nos coloca a ti ya mí en iguales
condiciones y con iguales oportunidades que esos dos discípulos. Jesús
quiere que todos lo veamos a Él en la Palabra.
La Palabra de Dios nos
dice que: “la fe viene de oír, y el oír,
por la palabra de Cristo.” (Rom. 10:17) Esto significa que cuanto más escuches a Jesús
develado, expuesto y señalado en las Escrituras, más fe se impartirá a tu corazón para creer todo lo que la Palabra de Dios dice acerca de ti. ¿Podría ser que la razón por la que muchos
creyentes todavía viven en derrota hoy en día es que Jesús no se les ha
revelado en las Escrituras?
El evangelio es todo acerca de Jesús. No se trata de hacer lo correcto. Se trata de creer correctamente en Jesús lo que marca la diferencia en la vida
de las personas. El apóstol Pablo dice: “Porque no me avergüenzo del evangelio, pues
es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío
primeramente y también del griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios
se revela por fe y para fe; como está escrito: ‘Más el justo por la fe vivirá.’”
(Rom. 1:16–17)
Ese es el evangelio
del que no me avergüenzo. Oro por que experimentes
tu propio viaje por el camino a Emaús mientras abres las Escrituras y permites
que Su Palabra bañe tu corazón con la calidez de Su amorosa gracia y Sus tiernas
misericordias. ¡Todo se trata de Jesús!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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