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domingo, 17 de marzo de 2019

Gratuita E Inmerecida

Medita En
Y como es mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones. Pues, en ese caso, la gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e inmerecida.  (Romanos 11:6, NTV)
Me encanta la descripción que hace el apóstol Pablo de la gracia de Dios: ¡gratuita e inmerecida!  Cuando tú realmente experimentas este gratuito e inmerecido favor y amor de Dios, no tienes que preocuparte por tu comportamiento.  Su amor y Su favor inmerecido dentro de ti echarán fuera todo pensamiento equivocado y toda creencia equivocada, y tú producirás buenas obras —¡verdaderos frutos de justicia que son duraderos, sostenibles y perdurables!
Posiblemente escuchaste esa enseñanza en la que la gracia se define como “empoderamiento divino”.  Ten cuidado con definir la gracia como solo un empoderamiento —eso sería diluir y reducir lo que realmente es la gracia.
La gracia produce el empoderamiento divino, pero en sí misma, la esencia de la gracia es Su favor inmerecido, que no hemos ganado y del cual no somos dignos.  ¿Cuándo te encuentras en tu estado más indigno?  Cuando has fallado.  Favor inmerecido significa que cuando has fallado y te encuentras en tu estado más indigno, tú puedes recibir el favor, las bendiciones, el amor y la aceptación perfecta de Jesús en tu vida.  Déjame decirte que cuando comprendes y recibes la gracia como el favor inmerecido de Dios, tú no solo vas a ser empoderado, sino que serás sanado y serás cambiado desde tu interior.
El verdadero peligro de definir la gracia solo como empoderamiento divino es que inconscientemente podemos darle vuelta a la gracia y en lugar de verla como la obra de Dios en nuestra vida, la convertimos en nuestra obra.  De estar centrada en lo que Jesús hizo, la definición errónea de la gracia como un “empoderamiento”, la convierte en el concepto de lo que tú debes hacer y la manera en que debes comportarte ahora que has recibido esta gracia, este “empoderamiento divino”.  ¿Puedes notar esto?  Con tal definición de la gracia, la responsabilidad de vivir la vida de Cristo recae sobre tus hombros.
Mi amigo, asegúrate de que lo que estás creyendo en tu corazón siempre te remita a Jesús y solamente a Jesús, no a ti mismo.  Recuerda, se trata completamente de Su trabajo, Su obra, Su comportamiento y Su amor en nuestras vidas.  Ésta nunca apunta a ti de regreso.  No te dejes engañar por aquellos que se apartan de la definición prístina de la gracia como el favor inmerecido de Dios y terminan hablando de ti y de lo que debes hacer.  Eso no es gracia.  La gracia es lo que Dios hace —desde el principio y hasta el final.
Hoy, recibe Su gracia abundante —mira que Dios ya comenzó una buena obra en tu vida y solo Él te guiará y te dará la victoria en el área de tu necesidad.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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