Medita En
“¡Escúchenme, habitantes de Judá y de Jerusalén! Crean en el Señor
su Dios y podrán permanecer firmes. Créanles a Sus profetas y tendrán éxito”.
Después de consultar con el pueblo, el rey nombró cantores que caminaran
delante del ejército cantando al Señor y alabándolo por Su santo esplendor. Esto
es lo que cantaban: “¡Den gracias al Señor; Su fiel amor perdura para siempre!” (2 Crónicas 20:20–21 NTV)
Hoy quiero que veas
dos poderosas claves para ganar las batallas de la vida, de la experiencia del
Rey Josafat. La primera es creer en el Señor y permaneceremos firmes. La
Palabra de Dios nos dice también que creamos
las palabras de Sus profetas (los pastores y predicadores que Dios ha
puesto en tu vida), ¡y tendremos éxito!
Ese es el poder de creer lo correcto.
No seas miope, ni te dejes atrapar por
tus dificultades actuales, correteando como un pollo sin cabeza, tratando de
resolver tus problemas con tus propias fuerzas. Dios no quiere que vivas en un estado permanente
de incertidumbre, ansiedad, estrés y temor. Cuando tú creas lo correcto, vas a experimentar
la verdadera esperanza de la Biblia y vas a comenzar a vivir con una cierta
expectativa de bien, gozoso y confiado, independientemente de tus
circunstancias actuales.
La segunda clave es ir a la batalla cantando alabanzas a Dios.
Esto fue lo que hizo Josafat. Puede que haya sido una estrategia militar
inusual, pero cuando los israelitas comenzaron a cantar y alabar, Dios causó
confusión entre los campamentos de los enemigos y ellos se destruyeron entre sí.
Judá no sacó una sola espada ese día,
pero la batalla fue ganada. De hecho, fue ganada antes de que las tropas
de Judá llegaran al lugar.
Dios registró
deliberadamente para nosotros las palabras con las que el pueblo de Judá lo
alabó: “Den gracias al Señor, Su fiel amor perdura para siempre”. El Salmo 118 comienza y termina con este mismo
estribillo —un estribillo tan cercano al
corazón de Dios que se destaca de manera muy prominente en muchos momentos
clave en la historia de Israel. (Ver 1Crón. 16:7, 34; 2Crón. 7:3) Amigo, hay algo muy especial en estas dos
simples líneas de alabanza. La palabra para
“misericordia” usada aquí es la muy potente palabra hebrea hesed, que habla de la gracia, el amor, las tiernas
misericordias y la amorosa bondad de Dios. No importa cuántas veces tú hayas fallado y te
hayas quedado corto, e incluso si los problemas que te rodean son consecuencia
de tus propias acciones, ¿te volverías tú al Señor hoy y lo alabarías por Su
bondad y Su hesed (Su gracia)?
Cuando te sientas
deprimido, abrumado o temeroso, alaba al
Señor con estas palabras y mientras
lo alabas, Él “establecerá emboscadas” contra todos tus enemigos,
problemas, temores, dificultades y adicciones, como lo hizo por Josafat y el
pueblo de Judá. (Ver 2Crón. 20:22) Para
el momento en que tú llegues a tu campo de batalla, yo creo que todos tus enemigos habrán caído. Ni uno solo de tus adversarios escapará porque
el Señor Mismo pelea tus batallas.
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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