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domingo, 11 de agosto de 2019

Gracia Es Una Persona, No Una Doctrina


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Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.  (Juan 1:17)
¿Sabes qué hace que el cristianismo sea único y le da el poder de liberar a las personas de todos los temores, de los pensamientos de condenación y de las adicciones?  Muchos de los sistemas de creencias del mundo se rigen por códigos morales, reglas y leyes.  Pero el cristianismo es único en el sentido de que no se trata de una lista impersonal de qué hacer y qué no hacer.  Se trata de tener una relación con Dios Todopoderoso.  Y es Dios trabajando en nosotros y para nosotros a través de esta relación, lo que trae la transformación en nuestras vidas.
Amado, Dios está completamente interesado en tener una relación contigo hoy.  El apóstol Juan nos dice que “la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”. (Juan 1:17, RVR1960)  Nota también que la ley fue dada.  Esto implica un sentido de distancia.  En contraste, ¡la gracia vino!  La gracia es personal y vino como una persona —la persona de Jesucristo.  La ley es dura, fría e impersonal.  Tú no puedes tener una relación con dos tablas de piedra.  Pero la gracia es amable y cálida.  La gracia no es una enseñanza o doctrina.  La gracia es una persona, y tú puedes tener una relación con una persona.  Dios no está interesado en la mera obediencia y sumisión.  Él es un Dios de amor y Él anhela tener una relación íntima contigo.
Jesús vino y murió una muerte cruel en la cruz, pagando completamente la deuda del pecado con Su propia vida, para que tú y yo podamos reinar en la vida hoy.  Su sacrificio cumplió perfectamente todos los requisitos de la ley, en nuestro nombre. (Mateo 5:17, NVI)  Todo lo que nosotros no pudimos hacer, Él lo hizo en nuestro nombre.  Cuando tú recibes a Jesucristo como tu Señor y Salvador, tú eres hecho santo y justo por Su sangre, una vez y para siempre.  Tú puedes entrar a una relación con Dios Todopoderoso y presentarte confiadamente en Su presencia sin ninguna culpa, condenación o expectativa de castigo.
Verás, cuando tú has cumplido con el prestamista tu deuda para la hipoteca de tu casa, dejas de enviar tus pagos mensuales porque la deuda ya ha sido cumplida.  Si el prestamista te envía una carta exigiendo un pago adicional, todo lo que tú tienes que hacer es presentar la escritura del título de tu casa.  En este mismo sentido, ¡la deuda que tú y yo teníamos con la ley, ya ha sido cumplida por nuestro Salvador, Jesucristo!  ¡Aleluya!
Cuando el diablo se acerque a acusarte usando la ley y te muestre cómo has fallado y quedado corto ante ella, aparta tus ojos de ti mismo y señala hacia el pago que Jesús hizo en la cruz.  Cristo es tu título de propiedad, razón por la cual hoy se te llama “cristiano”.  Tú no eres tuyo.  Tú has sido comprado con la preciosa sangre de Jesucristo.  Su sangre, derramada por ti, es lo que hace tu relación con Dios segura.  ¡Es lo que te da hoy la base para alcanzar y recibir tu libertad de parte de tu amoroso Salvador!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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