Medita En
“Y Yo seré para
vosotros Padre, y vosotros seréis para Mí hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso”. (2 Corintios 6:18)
No
hace mucho tiempo, Lydia, una hermana de Sudáfrica, me escribió. Creo que muchos de ustedes podrán
identificarse con lo que ella compartió acerca de sus luchas para relacionarse
con Dios como su Padre:
Estimado Pastor Prince:
Yo crecí con muy baja
autoestima habiendo sido etiquetada como la niña problema de mi familia. Fui un bebé no planificado y mis padres ya
tenían una hija, así que realmente querían un niño. Ellos se decepcionaron cuando resulté ser una
niña e incluso consideraron entregarme a un miembro de la familia paterna que
no tenía hijos.
Mi padre proviene de
una familia muy fría y estricta, y tiene muy mal carácter, así que crecí,
naturalmente, temerosa de él y a su alrededor siempre sentí como que estaba
caminando sobre cáscaras de huevo. Mi
madre también creció en un hogar donde no había recibido amor. Mis dos padres son perfeccionistas extremos,
muy organizados y nos criaron con disciplina militar y sin compasión.
Por lo tanto, yo no
podía relacionarme con Dios como Padre. Pensaba
que Dios era inaccesible y estaba sentado con un rayo listo para golpearme
cuando yo no era lo suficientemente buena, cuando no oraba lo suficiente o cuando
no era lo suficientemente obediente. Tenía
la impresión de que Dios solo estaba complacido conmigo cuando yo obedecía la
ley, que yo nunca alcanzaba cumplir Sus expectativas y que siempre estaba bajo
condenación.
Desde que encontré sus
recursos de enseñanza, el velo en mi vida se ha roto. Por primera vez, soy libre. Ya no camino bajo la pesada carga de la
condenación. Aprendí que Dios nos amó primero, y que ahora yo puedo
tener una relación de amor con mi Padre
celestial y Jesús.
He experimentado victoria sobre el temor y el pecado que
me había mantenido cautivo durante años —no tratando de ser obediente, sino
simplemente aprendiendo que mis pecados
ya han sido perdonados en la cruz. Y
no, ya no estoy pecando más. En realidad
estoy venciendo más y pecando menos,
y tengo un corazón agradecido por lo que Cristo
ha hecho en la cruz.
¿Sientes que tú nunca eres
lo suficientemente bueno, que nunca has podido hacer lo suficiente y ser lo
suficientemente obediente para que Dios te ame y te acepte? ¿Sientes que siempre estás viviendo bajo
condenación perpetua? Quizás no puedas
relacionarte con Dios como un Padre amoroso porque nunca has experimentado el
amor de tu padre terrenal o porque tu propio padre te ha lastimado
terriblemente.
Amigo, oro para que
cuando comiences a meditar en el versículo de hoy, tú experimentes
sobrenaturalmente el amor íntimo de tu Padre celestial de una manera profunda y personal, como nunca
antes. Oro por que esta experiencia te
sane, renueve, restaure y transforme de una manera espectacular porque Su amor por usted es nada menos que
espectacular.
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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