Medita En
Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El
hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. Pero la justicia que es por la
fe dice así… (Romanos 10:5–6)
Déjame decir algo
sobre la fe. No puedes tener fe sin
hablarla. Cuando estudies Romanos 10,
notarás que dice que “la justicia que es
por la ley… que haga… Pero la
justicia que es por la fe dice así…” La ley se trata de hacer, mientras que la
fe se trata de decir. No es suficiente solo
saber en tu mente que eres justo. No es
suficiente solo leer este capítulo o escuchar una prédica acerca de la
justificación y estar mentalmente de acuerdo con que eres justo. Es necesario que abras tu boca y digas por fe:
“Yo
soy la justicia de Dios en Cristo”. (2Cor. 5:21) Es aquí donde muchos creyentes se están
perdiendo la bendición de Abraham. Ellos
no están hablando de su justicia que es por la fe.
Nuestra primera
respuesta a una situación difícil es muy importante. Nuestra primera respuesta cuando descubrimos
un síntoma en nuestro cuerpo, cuando recibimos un diagnóstico médico difícil o
cuando nos enfrentamos a una prueba, debe ser siempre decir: “Yo
soy la justicia de Dios en Cristo”. Vamos ahora, aquí es donde el caucho se
encuentra con la ruta. Es aquí cuando
necesitamos decirlo. Tú no solo debes
saber que eres justo, sino que necesitas creer y hablar tu justicia en Cristo. ¡No es fe hasta que la hables! Pablo dijo: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: ‘Creí,
por tanto hablé’, nosotros también
creemos, por lo cual también hablamos”. (2Cor. 4:13) El espíritu
de fe claramente se trata de creer y
hablar. Por lo tanto, no importa
cuántas prédicas o libros sobre justificación hayas escuchado y leído. Es necesario que lo creas y lo hables.
Cuando fallas y no
cumples con el estándar perfecto de la ley, es el momento el en que debes ejercitar tu fe para decir: “Yo soy la justicia de Dios en Cristo”.
En el preciso momento en que estás
furioso con tu cónyuge o cuando acabas de perder la calma en la carretera, se necesita de fe para decir que eres
justo porque sabes que te lo echaste a perder. ¿Y sabes qué? En el momento en que lo dices, incluso si
todavía estás en medio de la ira, sentirás que has introducido algo bueno a esa
situación. Da un paso atrás y comienza a
relajarte, y la ira se disipará a medida que comienzas a darte cuenta de tu verdadera identidad en Cristo.
Hombres, si ven a una
mujer con poca ropa en la televisión o en la portada de una revista y se
sienten tentados, ¿cuál es su primera respuesta? ¿Estás consciente de pecado o consciente de justicia?
La conciencia de pecado te arrastrará a
sucumbir a tu tentación, mientras que la
conciencia de justicia te da el poder de superar toda tentación. Es por eso que el enemigo quiere mantenerte
consciente de pecado. Confesar tus
pecados todo el tiempo te mantiene consciente de pecado. Es como si Jesús no se hubiera convertido en
tu pecado en la cruz. La conciencia de justicia te mantiene
consciente de Jesús. Cada vez que tú
lo dices, magnificas la obra de Jesús en la cruz. Así que cree
y habla la verdad: “Yo soy la justicia de Dios en Cristo”. De esta manera, no podrás evitar ver los
resultados de magnificar al Señor Jesús y Su obra terminada.
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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