Medita
En
“Lo saciaré de larga vida, y le haré ver Mi Salvación”. (Salmos 91:16)
¡Este es el versículo
más importante del Salmo 91! Si alguna
vez has dudado que Dios desea que tú vivas una larga vida buena, deja que este
versículo sea tu respuesta. Puede ser
que estés luchando con una condición de salud en este momento, pero por fe te
invito a aferrarnos juntos a este versículo. En el poderoso nombre de Jesús, te veo sano,
saludable y con plenitud. Te veo fuerte
en Cristo y listo para enfrentar a cualquier gigante que se ponga delante de
ti.
Una de mis imágenes
favoritas de larga vida se encuentra
en el personaje bíblico Caleb. Cuando él
tenía ochenta y cinco años, dijo: “He
aquí, ahora tengo ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día en
que Moisés me envió; como era entonces mi fuerza, así es ahora mi fuerza para
la guerra, y para salir y para entrar”. (Jos. 14:10–11) La imagen de fe de la larga vida aquí, no es
solo en términos de cantidad —el número
de días— sino también de calidad —salud
y fortaleza. Caleb se mantuvo tan fuerte
a los ochenta y cinco años como cuando tenía cuarenta y cinco. Lo que significa que en los últimos cuarenta
años en el áspero desierto, su fuerza,
juventud y vigor no disminuyeron.
¡No hubo fuga, ni retroceso y no se desvaneció su fuerza!
Si tal vez piensas que
Caleb solo estaba hablando en grande, mira lo que dijo después: “Ahora pues, dame esta región montañosa de
la cual el Señor habló aquel día, porque tú oíste aquel día que allí había
anaceos con grandes ciudades fortificadas; tal vez el Señor esté conmigo y los
expulsaré como el Señor ha dicho.” (Jos. 14:12)
¡A los ochenta y cinco
años, Caleb estaba listo para pelear contra gigantes para tomar posesión de una
montaña! ¡Y Caleb hizo lo que dijo! Lee la evidencia por ti mismo: “Por tanto, Hebrón vino a ser hasta hoy
heredad de Caleb, hijo de Jefone cenezeo, porque siguió plenamente al Señor,
Dios de Israel”. (Jos. 14:14)
¿Te impresionó que un
pastor adolescente peleara contra un gigante llamado Goliat? ¡Deberíamos estar totalmente impresionados por
este hombre de ochenta y cinco años que tomó una montaña llena de gigantes! Caleb era celoso de la gloria del Señor. En cuanto a él, había asuntos pendientes
respecto a ello porque el Señor les había prometido esa montaña hacía cuarenta
años. Mi creencia personal es que su
reloj biológico dejó de funcionar y él básicamente dejó de envejecer porque
mantuvo sus ojos no en sí mismo, sino en
las promesas del Señor. Mientras meditas en ello y encuentras
fortaleza en las promesas de Dios, ¡esto mismo puede suceder para ti!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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