Medita En
Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las
tribulaciones. (Salmos 46:1)
Tormentas de la vida. Tú las conoces bien. Ellas te abruman. Ola tras ola de golpes implacables que te
dejan sin aliento, hasta que no sabes pararte otra vez. Hasta que cada onza de energía se ha agotado y
tú te sientes completamente débil, abandonado y solo. Quizás estás atrapado en una tormenta de la
vida en este momento.
Cuando los discípulos
de Jesús estaban en el mar, atrapados en una tempestad turbulenta y sacudidos
por las olas, ¿quién vino a ellos en su hora más oscura? Fue Jesús
Mismo. (Ver Mateo 14:22–33) Jesús se
acercó con estilo, caminando sobre las furiosas aguas. El amoroso Salvador llegó a ellos en el punto
exacto de su necesidad para rescatarlos.
¿Qué te dice esto? Que Él
está por encima de las tormentas. Él
camina por encima —Él es mayor que—
cualquier adversidad y oposición que puedas estar enfrentando en este momento,
¡y Él viene a ti para rescatarte!
Con las olas ondeando
bajo Sus pies, Sus primeras palabras a sus discípulos fueron: “No
tengan miedo. ¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí!” (Mateo 14:27, NTV) Qué
consuelo debieron haber traído esas palabras a los discípulos que estaban
exhaustos y temblando de miedo por sus vidas.
Amigo, cuando las
tormentas de la vida rugen, no te dejes llevar por lo que ves y escuchas a tu
alrededor. No te dejes llevar por tus
sentimientos y emociones negativas. ¡Vive por la verdad de la Palabra de Dios,
la cual te anima “¡Sé fuerte y valiente! No
tengas miedo ni sientas pánico… porque el Señor tu Dios, Él Mismo irá delante
de ti. No te fallará ni te abandonará”. (Deut. 31:6, NTV) Nuestro Dios es un Dios personal y amoroso
que está contigo en tu bote justo en medio de la tormenta. Él sabe cómo llevarte a la victoria cada vez. ¡Él no
te puede fallar!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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