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martes, 12 de noviembre de 2019

Solo Hay Un Camino


Medita En
Si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo; porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: “Todo el que cree en Él no será avergonzado”. Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo Señor es Señor de todos, abundando en riquezas para todos los que le invocan; porque: “Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo”.  (Romanos 10:9–13)
El apóstol Pablo les dice a los creyentes que han nacido de nuevo en Cristo que Dios el Padre “nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de Su Hijo amado, en quien tenemos redención: el perdón de los pecados”. (Col. 1:13–14)  Observa que hubo un cambio de ubicación.  Tú solías estar bajo el poder de las tinieblas.  Pero en el momento en que creíste en Jesús, fuiste movido y colocado bajo la sangre de Jesús, en donde hay perdón de los pecados perpetuamente.
Para comprender el perdón total de los pecados, necesitamos comprender el valor de la persona que se sacrificó a Sí Mismo en la cruz por nosotros.  Sólo Él, porque no tenía pecado, podía pagar todos los pecados de cada hombre.  Cuando nuestro Señor Jesús murió en el Calvario, Él llevó todos los pecados de la humanidad al sacrificio de Sí mismo en la cruz.  Él tomó sobre Sí Mismo el juicio, el castigo y la condenación por todos los pecados.  Ese es el valor de ese hombre único, Jesús.  Él es el pago en exceso por todos nuestros pecados.
Ahora, ¿eso significa que todos somos perdonados automáticamente?  ¡Por supuesto que no!  Lee las escrituras de hoy cuidadosamente.  Si bien el pecado de todos ha sido pagado, cada individuo debe tomar la decisión personal de recibir el perdón de todos sus pecados al recibir a Jesús como su Señor y Salvador personal.  Jesús es el único camino a la salvación. No hay otro camino, excepto a través de Jesús y Su sangre derramada.
No hay ambivalencia en las Escrituras sobre cómo una persona se convierte en un creyente nacido de nuevo en Cristo.  Para ser salvo, tú debes confesar con tu boca que Jesús es tu Señor y creer en tu corazón que Dios lo levantó de la muerte.  Por lo tanto, cualquiera que te diga que el pecado de todos está perdonado automáticamente y que no necesitas recibir a Jesús como tu Señor y Salvador para ser salvo, está escrituralmente equivocado.  Tales enseñanzas son apostasía y son mentiras que vienen del pozo del infierno.  No hay salvación sin Jesús. No hay perdón sin la sangre limpiadora de Jesucristo.  No hay seguridad de que todos nuestros pecados hayan sido perdonados sin la resurrección de Jesús.
Pero hoy, como creyentes nacidos de nuevo en Cristo, ¡tenemos perdón y la sorprendente seguridad de que nuestra salvación está asegurada y nunca seremos avergonzados!  Esta es nuestra realidad hoy —nosotros podemos disfrutar de Su presencia, Su justicia y Su ayuda todos los días y en cada estación.
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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