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viernes, 22 de noviembre de 2019

Los Ángeles Obedecen La Voz De Su Palabra


Medita En
Mientras oraba, Gabriel, a quien había visto en la visión anterior, se me acercó con rapidez a la hora del sacrificio vespertino. Él me explicó: «Daniel, he venido hasta aquí para darte percepción y entendimiento. En cuanto comenzaste a orar, se dio una orden y ahora estoy aquí para decírtela, porque eres muy precioso para Dios…  (Daniel 9:21–23, NTV)
El Salmo 103:20 nos dice que los ángeles obedecen “la voz de Su palabra”.  ¿Quién le da voz a la Palabra de Dios?  Lo haces TÚ.  Cada vez que tú citas las Escrituras en voz alta, le estás dando voz a Su Palabra y los ángeles responderán.  Cuando tú dices: “Padre, te doy gracias porque hoy no me sucederá ningún mal y ninguna plaga o enfermedad se acercará a mi morada”, los ángeles escuchan la voz de la Palabra de Dios que se está hablando.  Los ángeles no pueden leerte la mente —¡así que habla Su Palabra!
Quiero animarte a estudiar la Palabra de Dios y a memorizar algunos versículos.  Y cuando te sientas abrumado por el temor, aprende a hablar la Palabra de Dios.  El poder de Dios permanece inactivo hasta que tú lo expresas.  Cuando lo haces, este se hace real y poderoso en tu situación, y va en contra de lo que sea que estás enfrentando.
Hebreos 1:14 dice que los ángeles de Dios son “todos ellos, espíritus ministradores, enviados para servir por causa de los que heredarán la salvación”.  Observa que no dice “servir a” sino “servir por causa de” aquellos que heredarán la salvación (esto se refiere a los hijos de Dios —tú y yo).  Esta es una distinción importante —“servir por causa de” significa que ellos están esperando nuestras instrucciones.  Es necesario que nosotros hablemos para activarlos.  Ellos están esperando que hablemos para responder a nuestras palabras; ellos no van a buscar automáticamente todas las necesidades que tenemos.
Tú activas a los ángeles cuando declaras: “Él te libra del lazo del cazador y de la pestilencia mortal”.  Pon en movimiento a tu ejército celestial, al proclamar: “Aunque caigan mil a tu lado y diez mil a tu diestra a ti no se acercará”.  Nuestro Señor Jesús Mismo demostró la importancia de hablar en voz alta la Palabra de Dios cuando en el desierto dijo tres veces: “Escrito está” y citó la Palabra de Dios.  ¡No sé tú, pero yo tengo la intención de hablar la Palabra de Dios!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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