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miércoles, 13 de noviembre de 2019

Perfecta Paz


Medita En
¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en Ti; a todos los que concentran en Ti sus pensamientos!  (Isaías 26:3, NTV)
Frances Havergal escribió el himno muy apreciado, “Cual La Mar Hermosa”.  Te invito a leer la letra de este hermoso himno para ver cómo su revelación de la sangre de Jesús que siempre limpia, dio entrada a la abundancia de la perfecta paz de Dios en su corazón y su mente:
1 Cual la mar hermosa es la paz de Dios,
Fuerte y gloriosa es eterna paz;
Grande y Perfecta, premio de la cruz;
Fruto del Calvario, obra de Jesús.
Coro:
Descansando en Cristo siempre paz tendré;
En Jehová confiando nada temeré.
2 En la mano fuerte de mi Padre Dios,
Nunca hay molestias, hay perfecta paz;
Nunca negra dura, pena ni pesar,
Vejaciones crueles no me asediarán.
3 Toda nuestra vida cuidará Jesús,
Cristo nunca cambia, Él es nuestra paz;
Fuertes y seguros en el Salvador,
Siempre moraremos en Su grande amor.
4 Oh, Señor amado, Tú nos das quietud;
De Ti recibimos celestial salud;
Haznos conocerte, te amaremos más;
Sé Tú nuestro dueño, Príncipe de paz.
Las últimas palabras de Frances antes de pasar a estar con Jesús fueron: “Todo es perfecta paz.  Sólo estoy esperando que Jesús me lleve”.  Qué manera de entrar a la gloria —poseyendo una perfecta seguridad de salvación, porque ella sabía en su alma que todos sus pecados fueron perdonados, ¡y que cada momento de su vida estuvo perdonada delante de Dios!
Amigo, si estás viviendo la vida en el valle de la desesperación, creyendo que tus pecados te están separando de la intimidad con el Señor y te ahogan en la derrota, quiero que sepas que debido a que has puesto tu fe en Cristo, ¡tú estás bajo la fuente de la sangre de Cristo, que siempre limpia!  Todo sentimiento de contaminación o mancha de pecado será borrado de tu conciencia cuando sepas y creas lo que Frances descubrió.
Debido a que la sangre de Jesús te limpia continuamente, tú no puedes entrar y salir de la luz de Cristo, entrar y salir de estar sentado en los lugares celestiales en Cristo, entrar y salir de ser perdonado, justificado y hecho justo, entrar y salir de tener comunión con Dios.  ¡No es una salvación de a veces sí y a veces no, ¡sino una salvación que le ha asegurado un sí a todas las promesas de Dios debido a la sangre de Jesús! (Ver 2Cor. 1:19–20)  ¡Hoy, con todo tu corazón, amado, di que sí!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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