Medita En
¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en Ti; a
todos los que concentran en Ti sus pensamientos! (Isaías 26:3, NTV)
Frances Havergal escribió el himno muy apreciado,
“Cual La Mar Hermosa”. Te invito a leer la
letra de este hermoso himno para ver cómo su
revelación de la sangre de Jesús que siempre limpia, dio entrada a la
abundancia de la perfecta paz de Dios en su corazón y su mente:
1 Cual la mar hermosa es
la paz de Dios,
Fuerte y gloriosa es
eterna paz;
Grande y Perfecta,
premio de la cruz;
Fruto del Calvario,
obra de Jesús.
Coro:
Descansando en Cristo
siempre paz tendré;
En Jehová confiando
nada temeré.
2 En la mano fuerte de
mi Padre Dios,
Nunca hay molestias,
hay perfecta paz;
Nunca negra dura, pena
ni pesar,
Vejaciones crueles no
me asediarán.
3 Toda nuestra vida
cuidará Jesús,
Cristo nunca cambia, Él
es nuestra paz;
Fuertes y seguros en
el Salvador,
Siempre moraremos en
Su grande amor.
4 Oh, Señor amado, Tú
nos das quietud;
De Ti recibimos
celestial salud;
Haznos conocerte, te
amaremos más;
Sé Tú nuestro dueño,
Príncipe de paz.
Las últimas palabras de Frances antes de pasar
a estar con Jesús fueron: “Todo es perfecta
paz. Sólo estoy esperando que Jesús me
lleve”. Qué manera de entrar a la
gloria —poseyendo una perfecta seguridad
de salvación, porque ella sabía en su alma que todos sus pecados fueron perdonados, ¡y que cada momento de su vida
estuvo perdonada delante de Dios!
Amigo, si estás
viviendo la vida en el valle de la desesperación, creyendo que tus pecados te están
separando de la intimidad con el Señor y te ahogan en la derrota, quiero que
sepas que debido a que has puesto tu fe
en Cristo, ¡tú estás bajo la fuente de la sangre de Cristo, que siempre limpia!
Todo sentimiento de contaminación o
mancha de pecado será borrado de tu conciencia cuando sepas y creas lo que Frances
descubrió.
Debido a que la sangre de Jesús te limpia continuamente, tú no puedes entrar
y salir de la luz de Cristo, entrar y salir de estar sentado en los lugares
celestiales en Cristo, entrar y salir de ser perdonado, justificado y hecho
justo, entrar y salir de tener comunión con Dios. ¡No es una salvación de a veces sí y a veces
no, ¡sino una salvación que le ha
asegurado un sí a todas las promesas de Dios debido a la sangre de Jesús! (Ver
2Cor. 1:19–20) ¡Hoy, con todo tu
corazón, amado, di que sí!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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