Medita En
Una mujer de la multitud hacía doce años que sufría una hemorragia
continua. Había sufrido mucho con varios médicos y, a lo largo de los años, había
gastado todo lo que tenía para poder pagarles, pero nunca mejoró. De hecho, se
puso peor. Ella había oído de Jesús, así que se le acercó por detrás entre la
multitud y tocó Su túnica. Pues pensó: «Si tan solo tocara Su túnica, quedaré
sana». Al instante, la hemorragia se detuvo, y ella pudo sentir en su cuerpo
que había sido sanada de su terrible condición.
(Marcos 5:25–29, NTV)
Ella había estado sufriendo de una hemorragia
continua durante 12 años. La ciencia
médica no tenía respuestas. El dinero
para pagar los medicamentos caros se había agotado, muy probablemente con toda su
fe y esperanza en poder recuperarse.
Y entonces, un día, ella
escuchó de un predicador, maestro y sanador que viajaba. Ella escuchó sobre Su toque compasivo, sobre Sus
ojos amables y Sus manos sanadoras. Ella
escuchó que todos los que vinieron a Él
para ser sanados, fueron sanados. De
repente, la fe para creer que ella sería
la próxima, estalló en su interior. ¡Y cuando esta mujer tocó a Jesús con esa
fe, poder salió de Su cuerpo y la sanó al instante!
¿Qué fue lo que
disparó su fe? Fue simplemente escuchar acerca de cuán bueno, amable y
amoroso era Jesús lo que la llevó a creer
que Él era capaz de sanarla y que quería hacerlo.
Dios está igual de deseoso
por sanarte hoy. Solo enfócate en Su amor por ti. ¡Mira el
deseo que hay en Su corazón por sanarte de tu condición y la fe se encenderá en
ti, provocando una explosión de sanidad en tu cuerpo!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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