Inspiración de Gracia
Pero ella dijo: “Sí, Señor; pero también los perrillos
comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.” (Mateo 15:27)
Ven al Señor con tu necesidad, tal como eres, y apóyate en Su
amor que no falla y es incondicional para ti. No
tienes que pretender ser más de lo que eres para recibir la bendición que
necesitas de Dios. No tienes que fingir
ser otra persona para parecer más merecedor de lo que buscas recibir de Dios.
Una mujer cananea que
buscaba desesperadamente la sanidad de su hija poseída por un demonio, vino a Jesús.
(Ver Mateo 15:22–28) Sabiendo que Él
sanó e hizo milagros entre los judíos, ella fingió ser judía y gritó: “¡Señor,
Hijo de David!” (Solo los judíos se dirigían a Jesús como el “Hijo de David”)
Jesús
no le respondió. Su silencio la hizo
dejar de fingir y clamar: “¡Señor, socórreme!”
Solo cuando sus pretensiones se habían
desvanecido, ella vio la gracia de Dios extendida hacia ella. Jesús hizo un camino para que ella recibiera
su milagro a pesar de que aún no era el momento de que los gentiles recibieran Sus
bendiciones.
Él le dijo: “No está bien tomar el pan de los hijos, y echárselo a los perrillos.”
Muchas personas podrían
ofenderse al ser llamadas “perro”. Pero
en realidad, la palabra griega usada aquí por Jesús significa “cachorrito”, por
lo tanto, es un término cariñoso en lugar de ofensivo. Así que esta mujer no se ofendió. De hecho, ella supo en ese momento que podía
recibir la sanidad para su hija, porque incluso los cachorros pueden comer lo
que cae de la mesa de sus amos.
Ella vio que las
migajas debajo de la mesa del Maestro eran suficientes para un gentil, un “cachorrito”
como ella. Debes entender que en ese
tiempo, los judíos consideraban perros a los gentiles. Pero lo que Jesús estaba tratando de decir era
que Él fue llamado primero a los judíos, no a los gentiles. Sin embargo, Él amaba a esta mujer gentil y a su hija, lo suficiente como para proveer
un “vacío legal” para que ellas recibieran su milagro.
Entonces, cuando la
mujer cananea tomó su lugar, dejando
caer el título de “Hijo de David” y simplemente se sostuvo de la compasión de Jesús por ella, su hija fue sanada desde ese mismo momento.
Si Dios estaba
dispuesto a extender Su gracia a una gentil, ¡cuánto más lo hará para ti, Su
amado hijo! Tú no necesitas depender de ninguna
pretensión para recibir un milagro de Él. Acércate
a Él tal como eres y apóyate en Su gracia. Si Él entregó a Jesús por nosotros, “¿cómo no
nos dará también con Él todas las cosas?” (Romanos 8:32)
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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