Acercados A Dios

 Inspiración De Gracia

 “Y habitarás en la tierra de Gosén, y estrás cerca de mí, tú y tus hijos y los hijos de tus hijos, tus ovejas y tus vacas y todo lo que tienes. Allí proveeré también para ti…”  Génesis 45:10-11

Amigo, el mundo en el que vivimos hoy está plagado de hambrunas, incertidumbre económica, corrupción y todo tipo de males y tragedias.  La gente tiene más miedo que nunca a viajar por aire o por mar.  Muchas personas viven vidas estresadas y ansiosas solo por el caos que ven a su alrededor.  Como dice la Escritura, el mundo se oscurecerá, y así es. (Isaías 60:2)

Pero en medio de toda esta oscuridad e incertidumbre, mira cómo la escritura de hoy habla de “la tierra de Gosén” —un lugar de cercanía a Dios— en donde tú y tu familia pueden refugiarse.  Eso es lo que la revolución de la gracia hace por ti.  Esta es una revolución de la relación restaurada.  Esta te acerca a Dios.

Estar establecido en el monte Sion es tener una intimidad con Dios que nunca soñaste que fuera posible.  Y de esa intimidad, la esterilidad da paso a la fertilidad.  La escasez es reemplazada por abundancia.  La tristeza y la enfermedad por alegría y vida.  El temor por amor.  La confusión y la inseguridad por paz y seguridad.  La derrota por victoria.  Los bloqueos por rompimientos.  ¡Y la falta de propósito por el destino divino!

¿Qué sucede cuando permaneces en Gosén, este lugar de cercanía a Dios?  Tú habitas en el lugar de la abundancia.  Gosén literalmente significa “acercarse” a Dios, y tú puedes ver en la historia de José en el Antiguo Testamento, cómo ser llevados cerca de Dios es disfrutar de Su protección y Su provisión.

Cuando en la tierra había hambre, José le dijo a sus hermanos: «Daos prisa y subid a donde mi padre y decidle: “Así dice tu hijo José: ‘Dios me ha hecho señor de todo Egipto; ven a mí, no te demores.  Y habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos y los hijos de tus hijos, tus ovejas y tus vacas y todo lo que tienes.  Allí proveeré también para ti, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no pases hambre tú, tu casa y todo lo que tienes’”». (Génesis 45: 9-11)

Así que, en medio de toda la turbulencia que ves en el mundo hoy, quiero que sepas que hay un Gosén en el que tú y tu familia pueden refugiarse.  Es un lugar bendito donde Dios dice: “Estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos. ¡Allí proveeré para ti!”

Amado, tú permaneces plantado en Sion y en el lugar de cercanía e intimidad con el Señor, al estar establecido en tu posición como justo en Cristo Jesús.  Nuestro Señor Jesús murió en la cruz y resucitó al tercer día para darnos una justificación eterna que está anclada por la fe en Él. (Rom. 4:5)  ¡Este es el evangelio de Jesucristo!

Gracias a Jesús, hoy tú puedes tener la intimidad que siempre anhelaste con Dios.  Debido a que Dios entregó a Su Hijo por tus pecados, tú tienes Su justicia como un regalo —no por tus obras, y puedes acercarte con confianza al Padre como Su amado hijo o hija.  Tú puedes disfrutar de la fertilidad en vez de las obras muertas cuando vives en el reino de Su amor por ti, y no en un sentimiento de obligación religiosa.

Si has sido abatido por circunstancias negativas, una condición a largo plazo o una adicción que parece que no puedes romper, tú puedes ser un prisionero de esperanza y recibir Su regalo de justicia de nuevo para reinar sobre esa situación. (Zacarías 9:12, Rom. 5:17)

Tú puedes tener un nuevo comienzo en tu carrera incluso aunque hayas visto tus sueños destrozados, porque en el lugar de cercanía a Dios tú sabes que Dios te ama, que Dios te escucha y que te restaurará.  Puedes vivir libre del temor, del terror y de la opresión a medida que te estableces cada vez más en Su justicia, día a día. (Isa. 54:14)

Oro para que a medida que crezcas en la revelación de cómo Jesús te ha llevado a un lugar de cercanía con Dios, camines en libertad.  Que tengas la victoria sobre todo lo que te está impidiendo cumplir todo lo que nuestro Padre tiene reservado para tu bendito futuro en Él.

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince