Inspiración De Gracia
Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo. Romanos 10:17
Permíteme mostrarte algo de la
historia de la mujer en Marcos 5 a quien Jesús sanó de un “flujo de sangre” que
le había causado un gran sufrimiento durante doce años. Vemos en Marcos 5:27 que su milagro comenzó
cuando ella “oyó hablar de Jesús”. ¿Qué crees que oyó la mujer acerca de Jesús
que fue tan poderoso?
Durante doce años ella había estado sangrando. Según la ley levítica, ella era “inmunda”. Cualquiera que la tocara o incluso tocara algo
sobre lo que ella se había sentado también se consideraba inmundo. (Levítico
15:19-25) Esto significa que durante
doce años ella había sido rechazada y condenada al confinamiento. Durante doce años a ella no se le permitía
tocar a nadie para no contaminarlos. ¿Puedes imaginar vivir una vida en la que todos
los días te recuerden dolorosamente lo inmundo, lo impuro y lo descalificado
que eres?
Pero entonces ella oyó algo sobre Jesús.
Ella oyó algo que hizo que la esperanza brotara en su
corazón hastiado y esto le dio la fe para creer que ella se curaría simplemente
por tocar Sus vestiduras.
Ella oyó algo que le dio la confianza y la determinación
de empujar su cuerpo debilitado a través de toda una multitud, a pesar de que
la ley levítica le prohibía tocar a nadie.
Sobre todo, ella oyó algo que la hizo creer que, a pesar
del hecho de ser impura, ella podía recibir sanidad. Eso es lo que quiero que tú oigas acerca de
nuestro Señor Jesús hoy.
A pesar del hecho de que eres impuro, a pesar del hecho de
que has fallado, a pesar del hecho de que hay pecado en tu vida, ¡tú puedes recibir sanidad!
No permitas que las tradiciones de los hombres te alejen
de tu amoroso Salvador. Ven a Él tal
como eres. Tú no necesitas hacer nada
para calificar por ti mismo. No necesitas
lavarte bien antes de poder acercarte a Él. No tienes que anhelar Su toque desde la
distancia, deseando ser suficientemente bueno o suficientemente puro. Ven a Él con todos tus pecados y todas tus
cargas —Él te limpiará. El mismo Jesús
que dio Su cuerpo por tu sanidad también dio Su sangre por tu perdón. ¡Solo ven a Él!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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