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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Trabaje Sin La Maldición Del Estrés



Medite En

Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era Su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
Lucas 22:44


Dios le dio a Adán un trabajo antes de que cayera en pecado.  Adán tenía que cuidar el jardín del Edén.  Así que el hombre estaba destinado a trabajar.  El trabajo era parte de su estado bendito.  Pero a causa del pecado de Adán, vino la maldición.  Dios le dijo a Adán: “Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida... Con el sudor de tu rostro comerás el pan...” (Génesis 3:17-19).  Fue entonces que para el hombre trabajar se convirtió en estresante.  Tuvo que trabajar duro y sudar para comer de la tierra.
Mi amigo, ¿está usted trabajando duro y estresado en el trabajo este día?  ¿Está usted trabajando por largas horas, pero sin obtener los resultados deseados?  La buena noticia es que Jesús le redimió de la maldición del estrés.   ¿Cuándo sucedió esto?  Bueno, sucedió cuando el Señor estaba en otro jardín –el jardín de Getsemaní.
La Biblia nos dice que “estando en agonía, Él oraba más intensamente. Y era Su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44).  La sangre de Jesús tocó la tierra que estaba maldita.  Sabemos que Su sangre tiene una propiedad redentora, así que Él nos redimió de la maldición del estrés!
Amado, usted tiene un derecho comprado con sangre, a una vida de trabajo que no sea estresante, sino llena de gracia y bendiciones de Dios.  Así que empiece a confesar el favor de Dios sobre usted y su trabajo. Pídale a Él encontrar favor delante de sus jefes, colegas y clientes.  Pídale por sabiduría para hacer bien su trabajo.  Crea y véalo a Él ponerlo a usted en el lugar correcto en el momento correcto y hacerle prosperar!

Bendiciones,
Joseph Prince

Génesis 3:17-19  17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.”


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