Medita
En
¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la que está perdida hasta que la halla? Al encontrarla, la pone sobre sus hombros, gozoso; y cuando llega a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: “Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.” (Lucas 15:4-6)
¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la que está perdida hasta que la halla? Al encontrarla, la pone sobre sus hombros, gozoso; y cuando llega a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: “Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.” (Lucas 15:4-6)
¡Recuerdas la parábola de la oveja perdida que
Jesús narró en Lucas 15? Cuando el
pastor encontró a la oveja perdida, él la levantó y la puso sobre sus fuertes
hombros. ¿Qué hizo la oveja? Nada. Ésta solo aceptó
ser rescatada por el pastor. Jesús
llamó a este acto de aceptación de parte de la oveja, “arrepentimiento” —“habrá
más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente
que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.” (Lucas 15:7)
Eso es lo que Dios nos invita a hacer hoy —aceptar ser
protegidos. Él quiere que nosotros
estemos sobre Sus hombros, en la seguridad de Él Mismo como nuestra fortaleza
impenetrable. En este lugar, ningún
depredador puede atacar a Sus ovejas.
En Sus hombros, tú eres altamente exaltado sobre todos tus problemas,
sobre todo daño, todos los ataques y muy por encima de todo principado y
poder. Si, muy por encima de Satanás,
por encima del poder de las tinieblas y de la trampa del cazador. En Sus hombros, tú estás muy por encima de
toda enfermedad, dolencia y todo nombre que se nombra. ¡Que grandioso lugar para estar!
¿Y hace el Señor esto de mala gana? Absolutamente no. La Biblia nos dice que el pastor pone a la
oveja sobre sus hombros, “gozoso”. (Lucas 15:5)
Nuestro Señor nos rescata con gran gozo en Su corazón y una gran sonrisa
en Su rostro.
Amado, el lugar más
seguro en el que puedes estar hoy es sobre Sus hombros. Jesús es tu ciudad de refugio. ¡En tu día de aflicción, corre a Él! Oro porque ancles tu corazón en el
maravilloso versículo que encierra esto: “Habite el amado del Señor en
seguridad junto a aquel que le
protege todo el día, y entre cuyos hombros mora.” (Deut. 33:12) ¡Cuando tú haces al Señor tu refugio y tu
lugar seguro, habitarás seguro en Él y no te sucederá ningún mal, ni plaga se
acercará a tu morada! (Ver Salmos 91:10)
Viendo a través de los ojos de
la fe,
Joseph Prince
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