Pero Dios mostró el gran amor
que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos
pecadores. (Romanos 5:8, NTV)
Jesús era la niña de
los ojos de Dios. Él era el amado Hijo
de Dios, Su gozo y deleite infinito.
A pesar de ello, Dios
entregó a Jesús por ti. Así es lo mucho
que Dios te ama.
Solo piénsalo: Si tú
supieras que puedes salvar a una persona moribunda al renunciar a algo que es
precioso para ti, ¿irías tan lejos como para renunciar a tu hijo único, a quien
amas mucho, por esa persona?
Eso es exactamente lo
que Dios hizo para salvarte. Jesús, Su
Hijo amado, murió en la cruz para limpiarte, sanarte y redimirte —espíritu,
alma y mente. ¡Así de precioso eres para
Dios!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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