Medita En
Escudo y adarga es Su verdad.
(Salmos 91:4)
El Salmo 91:4 comienza de esta manera “Con Sus plumas te cubre, y bajo Sus alas hallas refugio” y termina
con esta proclamación: “Escudo y adarga es Su verdad”. ¿Qué son el escudo y la adarga? La adarga se refiere a un pequeño escudo
redondo que se usa para peleas de contacto cercano El escudo es mucho más grande, uno que puedes
cavar en el suelo y esconderte detrás cuando te lanzan flechas, lanzas o rocas
en un ataque más grande. Entonces, ya
sea que se trate de un ataque pequeño o grande, ¡Su verdad —tu escudo y adarga—
te cubre completamente!
Efesios 6:16, nos dice que “sobre todo, tomad el escudo de la fe,
con que podáis apagar todos los
dardos de fuego del maligno”. ¿Por
qué? Porque el escudo de la fe te
cubrirá por todas partes. ¡Amén! Es por eso que el diablo está detrás de tu
escudo de fe —él quiere hacerte dudar de la Palabra de Dios, que es Su verdad. Una vez que tomes el escudo de la fe, sus
ataques contra ti no pueden prosperar. ¡Así
que levanta tu escudo!
Querido lector, a medida que escuchas mensajes acerca de la obra
terminada de Jesús y tu fe se construye, tu escudo también se está
construyendo. Incluso si te encuentras
en el lugar equivocado, en el momento equivocado, el Señor puede protegerte
cuando Su escudo de fe te rodea y te sitúas bajo la sombra de Sus alas.
Uno de los miembros de nuestra iglesia conducía en la autopista
con su familia, detrás de una camioneta que llevaba un colchón tamaño queen atado en su techo. De repente, las cuerdas que aseguraban el
colchón a la camioneta se rompieron y el colchón se precipitó hacia su
vehículo. Él y su esposa se prepararon
para el impacto, esperando que el gran colchón se estrellara contra el
parabrisas, ya que no había forma de evitarlo a tiempo.
Milagrosamente, el
colchón de alguna manera cayó en la carretera justo en frente de su auto,
rebotó hacia un costado y golpeó a otro auto en su lugar. Afortunadamente, el conductor de ese auto pudo
frenar a tiempo y no causó un accidente. Para el miembro de nuestra iglesia, ¡fue como
si un campo de fuerza —o un escudo
invisible— hubiera protegido a toda su familia! ¿Te imaginas lo que podría haber pasado si ese
gran colchón se hubiera estrellado contra el parabrisas de su automóvil, que
transportaba a su esposa y a sus pequeños hijos en el asiento trasero? ¡Demos gracias al Señor, porque Él es tan
bueno y sus tiernas misericordias son para siempre! Ciertamente, “con Sus plumas te cubrirá, y
debajo de Sus alas estarás seguro”.
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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