Medita En
Pues considerad,
hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni
muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que Dios ha escogido lo necio del
mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo,
para avergonzar a lo que es fuerte. (1 Corintios 1:26–27)
Dios está interesado en tu éxito. Incluso si no eres el más veloz, el más
fuerte, el más sabio, el más conocedor o el más hábil en lo natural, Dios aún
puede bendecirte con buen éxito si tú
dependes de Su gracia.
La manera de Dios es
completamente opuesta a la manera del mundo. Según 1 Corintios 1:26, “no muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos
nobles” son llamados por Dios. ¿No
es fascinante descubrir que mientras el mundo ve favorablemente a los sabios,
poderosos y nobles, Dios no lo hace? Veamos en el siguiente versículo lo que Dios
elige en su lugar: “Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a
los sabios; y Dios ha escogido lo débil
del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte”. ¡En Sus manos de gracia, lo necio y lo débil
del mundo se vuelve incluso más sabio y
fuerte que los sabios y fuertes del mundo!
Esto es algo que he
experimentado personalmente. En la escuela secundaria, yo era un tartamudo. Observaba a los otros niños en clase hablar y
leer en voz alta sin hacer ningún esfuerzo, mientras que yo tenía serios
problemas para sacar las palabras de mi boca.
Honestamente, si tú me
hubieras dicho que yo iba a predicarle a miles de personas cada semana, yo
habría corrido para esconderme debajo de la mesa y te habría dicho: “¡Apártate
de mí, Satanás!” Si hubiera un área en
la que cualquiera que me conocía en aquel entonces hubiera creído que yo
fallaría, sería hablar en público. Pero
Dios vio hacia abajo y dijo: “Voy a hacer de este niño un predicador”.
Un día, cuando estaba
cansado de sentirme miserable, le dije al Señor: “Señor, yo no tengo mucho para
darte, pero todo lo que tengo Te lo doy”. Recuerdo que mi voz era lo que más me
avergonzaba de mí mismo, así que dije: “Señor, Te doy mi voz”. Cuando dije eso, lo compadecí por tener a
alguien como yo que tenía tantas debilidades.
Para resumir una larga
historia, después de le que entregué todas mis debilidades al Señor, algo sobrenatural sucedió. Yo dejé de ser consciente de mi tartamudez y esta
desapareció sobrenaturalmente. En el
área de mi debilidad, Dios proveyó Su
fuerza. Hace aproximadamente dos
años, una de mis maestras de la escuela secundaria vino a mi iglesia y se sentó
en uno de los servicios en los que yo estaba predicando. Después del servicio, ella me escribió una
nota que decía: “Veo un milagro. ¡Debe haber sido Dios!”
¿Por qué el Señor
elige a lo necio y débil del mundo para confundir a los sabios y fuertes? Es para que “nadie se jacte delante de Dios”. (1Cor. 1:29) Dios elige lo que es débil en lo natural para
que ningún hombre pueda jactarse de sus propias habilidades —toda la gloria regresa al Señor.
Amigo, a aquellos que
están orgullosos de sí mismos y dependen de su fuerza humana, Dios no los puede
usar. Así que, cuando te veas a ti mismo
y veas solamente debilidades, ¡depende del favor
inmerecido de Dios y recuerda que Dios puede usarte y va a usarte!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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