Medita En
“Prestad atención, todo Judá, habitantes de Jerusalén y tú, rey
Josafat: así os dice el Señor: ‘No temáis, ni os acobardéis delante de esta
gran multitud, porque la batalla no es vuestra, sino de Dios… No necesitáis
pelear en esta batalla; apostaos y estad quietos, y ved la salvación del Señor
con vosotros, oh Judá y Jerusalén.’ No temáis ni os acobardéis; salid mañana al
encuentro de ellos porque el Señor está con vosotros.” (2 Crónicas 20:15, 17)
Ante la preocupante noticia
de una guerra inminente, el rey Josafat se dispuso a buscar al Señor y orar con
esperanza, al frente de toda la
asamblea de Judá. Fue entonces que el Espíritu del Señor vino sobre
Jahaziel, quien habló las palabras del Señor que leemos en las Escrituras de
hoy. Al escuchar estas palabras de
esperanza, todo Judá se humilló ante el Señor, inclinándose ante Él y adorándolo.
Hoy el Señor te dice a
ti las mismas palabras en tu situación. ¡Espera en Él porque Él te ama! No tienes que vivir con miedo y desánimo
cuando tú sabes que la batalla no es tuya, sino del Señor. Quédate
quieto y ve la salvación del Señor. La
batalla es Suya y tú no necesitarás luchar en ella.
¿Qué haces cuando no
sabes qué hacer? Lo mejor que puedes
hacer es quedarte quieto. Quédate quieto y ve la salvación del Señor en tu situación.
¡Pero Pastor Prince,
si me quedo quieto, no sucederá nada!
Amigo, quedarte quieto
no es estar inactivo o ni no hacer nada. Quedarte quieto una postura de esperanza, e implica mantener tu
esperanza anclada en la persona de Jesús
y tener una expectativa segura y firme de bien para tu vida. Cuando los ejércitos merodeadores de Faraón se
lanzaban contra los hijos de Israel, empeñados en aniquilarlos, Moisés
simplemente declaró a los aterrorizados israelitas: “No temáis; estad quietos y ved
la salvación que el Señor hará hoy por vosotros…” (Éxodo 14:13) La palabra hebrea para salvación es yeshua, que en realidad es el nombre de Jesús. Así que la
salvación es la persona de Jesús y Él está contigo.
Cuando te encuentres
atrapado en una situación sin esperanza, aprende a posicionarte —quédate quieto y ve el poder salvador de Jesús
trabajando a tu favor. Él nunca te
dejará ni te abandonará. (Heb. 13:5) Y
mientras centras todo tu ser, tus pensamientos, tus creencias y tus esperanzas en Él, Él te guiará respecto a lo que debes hacer, tal como guió a Josafat a
una victoria triunfante sobre sus enemigos.
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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