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jueves, 27 de junio de 2019

Que Tus Ojos Sean Abiertos


Medita En
Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de Su poder.  (Efesios 1:18–19)
Quiero compartirles este testimonio de un pastor clave en nuestra iglesia.  Él y su esposa estaban planeando pasar unas cortas vacaciones en Hong Kong para celebrar su aniversario de bodas.  Habían puesto sus ojos en un hotel en particular en la ciudad.  Sin embargo, a pesar de lo mucho que lo intentaron, no pudieron conseguir una habitación allí.  Frustrados y decepcionados, no tuvieron más remedio que cambiar sus planes.
Poco tiempo después, ese hotel estaba en todos los periódicos.  Resultó que en la misma semana en la que ellos originalmente estaban planeando quedarse allí, se produjo un brote de una enfermedad mortal.  Alguien que se estaba alojando en el hotel había muerto de un virus altamente contagioso, lo cual provocó que el hotel fuera bloqueado.  Todos los huéspedes del hotel tenían que estar en cuarentena y se descubrió que algunos también habían contraído el virus.
Lo que inicialmente había sido una decepción para esta pareja resultó ser la mano protectora de Dios sobre ellos.  ¿Quién puede decir que los ángeles no estaban trabajando horas extras a favor de ellos, para frustrar sus planes de viaje y evitar que estuvieran en el lugar equivocado, en el momento equivocado?  Después de todo, el Salmo 91 promete que ninguna plaga se acercaría a su morada.
Amigo, yo oro, de acuerdo con las Escrituras de hoy, para que los ojos de tu entendimiento sean iluminados, para que puedas conocer las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos.  Oro para que, como Eliseo, tú seas capaz de ver más allá de lo que está en el reino natural y mires las legiones de ángeles que están preparados para ministrar para ti.  La Biblia nos dice que “las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”. (2 Cor. 4:18)
Hoy, tal vez no veamos a los ángeles físicamente, pero sabemos que están aquí con nosotros.  El Señor ha prometido que Él nunca nos dejará ni nos abandonará. (Ver Heb. 13:5)  Él ha prometido que Su bondad y misericordia nos seguirán todos los días de nuestras vidas. (Ver Sal. 23:6)  ¡Nuestra confianza no está en lo que vemos sino en Sus promesas que son eternas, y a medida que depositas tu confianza en el Señor, oro para que tú experimentes cada bendición que el Señor Jesús compró para ti en la cruz del Calvario!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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