Medita En
Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para
que sepáis cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de
la gloria de Su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de
Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza
de Su poder. (Efesios 1:18–19)
Quiero compartirles
este testimonio de un pastor clave en nuestra iglesia. Él y su esposa estaban planeando pasar unas cortas vacaciones en Hong Kong para celebrar
su aniversario de bodas. Habían puesto
sus ojos en un hotel en particular en la ciudad. Sin embargo, a pesar de lo mucho que lo intentaron,
no pudieron conseguir una habitación allí. Frustrados y decepcionados, no tuvieron más remedio
que cambiar sus planes.
Poco tiempo después,
ese hotel estaba en todos los periódicos. Resultó que en la misma semana en la que ellos
originalmente estaban planeando quedarse allí, se produjo un brote de una
enfermedad mortal. Alguien que se estaba
alojando en el hotel había muerto de un virus altamente contagioso, lo cual
provocó que el hotel fuera bloqueado. Todos los huéspedes del hotel tenían que estar
en cuarentena y se descubrió que algunos también habían contraído el virus.
Lo que inicialmente
había sido una decepción para esta pareja resultó ser la mano protectora de Dios sobre ellos. ¿Quién puede decir que los ángeles no estaban
trabajando horas extras a favor de ellos, para frustrar sus planes de viaje y
evitar que estuvieran en el lugar equivocado, en el momento equivocado? Después de todo, el Salmo 91 promete que ninguna plaga se acercaría a su morada.
Amigo, yo oro, de
acuerdo con las Escrituras de hoy, para que los ojos de tu entendimiento sean iluminados, para que puedas conocer las
riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria
grandeza de Su poder para con
nosotros los que creemos. Oro para que,
como Eliseo, tú seas capaz de ver más
allá de lo que está en el reino natural y mires las legiones de ángeles que
están preparados para ministrar para ti. La Biblia nos dice que “las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son
eternas”. (2 Cor. 4:18)
Hoy, tal vez no veamos
a los ángeles físicamente, pero sabemos que
están aquí con nosotros. El Señor ha prometido que Él nunca nos dejará ni
nos abandonará. (Ver Heb. 13:5) Él ha prometido que Su bondad y
misericordia nos seguirán todos los días de nuestras vidas. (Ver Sal. 23:6) ¡Nuestra confianza no está en lo que vemos
sino en Sus promesas que son eternas,
y a medida que depositas tu confianza en el Señor, oro para que tú experimentes
cada bendición que el Señor Jesús
compró para ti en la cruz del Calvario!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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