Medita En
Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no
cambiará Mi fiel amor por ti ni vacilará Mi pacto de paz, —dice el Señor, que
de ti se compadece—. (Isaías 54:10, NVI)
Quiero compartirte una
verdad sencilla pero vital. Memoriza
esta verdad. Aliméntate de ella. Deja que se arraigue en tu espíritu y se
convierta en un ancla en tu vida. Nunca volverás a ser el mismo.
¿Estás listo? Aquí va:
Como hijo de Dios, no
importa lo que suceda en tu vida, tu Padre celestial te ama mucho y nada de
lo que hagas puede cambiar eso.
¿Estás dispuesto a
creer esto hoy? Ya sea que estés pasando
por buenos momentos o estés enfrentando tiempos difíciles, debes saber que tu Abba te ama. No hay nada que puedas hacer jamás para conseguir
que Él te ame más, y nada que puedas hacer jamás para conseguir que Él te ame
menos. Incluso —o quizás especialmente—
cuando sientes que has fallado, recuerda que tú siempre serás la niña de Sus
ojos. Siempre.
Dios te ama con amor eterno. (Ver Jer. 31:3) Un amor que es el mismo ayer, hoy, y por
siempre. Siente a tu Papi Dios
envolviéndote en Su abrazo ahora mismo. Tú
estás a salvo. Eres completamente amado y completamente aceptado. Él te amó antes de que lo conocieras. Su amor por ti no tiene nada que ver con lo
que tú has hecho por Él. Nada de lo que tú
hagas afectará Su incondicional e inquebrantable amor por ti.
No hay nada que necesites
probarle. Solo es necesario que descanses y recibas el amor de tu Abba. Deja
que tu vida sea establecida y arraigada en un amor que es tan perfecto que ningún problema o adversidad será capaz de derribarte.
Si crees que lo has echado a perder, corre
a tu Padre. En Sus amorosos brazos tú encontrarás
esperanza, seguridad y refugio de
cualquier tormenta.
Me encanta cómo lo
dice el apóstol Pablo: “¿Quién nos
separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada?... Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni
la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por
venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios que es en
Cristo Jesús Señor nuestro”. (Rom. 8:35, 37–39)
Amado, no hay
advertencias ni exenciones de responsabilidad cuando se trata del amor de tu
Padre celestial. La Biblia declara
claramente que nada podrá separarte
del amor de tu Padre celestial. Es una
declaración absoluta y una promesa. Y “nada”
significa nada. Como creyente, esto significa que incluso tus
equivocaciones, fallas y pecados no pueden separarte del amor de tu Padre. ¡Aleluya!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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