Medita En
Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con
que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados), y con Él nos resucitó,
y con Él nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús, a fin de poder
mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de Su gracia
[favor inmerecido] por Su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. (Efesios 2:4–7)
Mira el pasaje
anterior. Éste nos dice que debido al
favor inmerecido de Dios, nosotros estamos sentados junto con Cristo a la
diestra del Padre. Estar sentado en
Cristo es descansar, confiar en Él y
recibir todo lo que nuestro hermoso Salvador obtuvo a favor nuestro. Amigo, Dios quiere que nosotros tomemos la
posición de apoyo en Jesús para el buen éxito en cada área de nuestras vidas,
en vez de apoyarnos en nuestras buenas obras y esfuerzo humano para lograr éxito.
¡Qué bendición es estar en esta posición
de dependencia de nuestro Salvador!
Pero en lugar de mirar
hacia Jesús, los creyentes son engañados por el diablo para verse a sí mismos. Durante miles de años, la estrategia del
diablo no ha cambiado. Él es un maestro
en cuanto a acusarte, señalando todas tus fallas, debilidades, errores y
defectos. Él va a continuar recordándote
tus fallas del pasado y usará la condenación para perpetuar el ciclo de derrota
en tu vida.
Cuando el apóstol
Pablo se halló a sí mismo hundiéndose en la auto-ocupación, él se deprimió y
gritó: “¡Miserable de mí! ¿Quién me
libertará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24) En el versículo siguiente, él ve la solución
de Dios y dice: “Gracias a Dios, por
Jesucristo Señor nuestro”. De igual
manera, amado, es hora de que dejes de solo estar consciente de ti mismo y ocupado
de ti mismo, y comiences a estar ocupado
de Cristo.
Hoy, tú ya no deberías
preguntarte: “¿Estoy complaciendo a Dios?” En cambio, pregúntate: “¿Está Cristo
complaciendo a Dios?” Porque como Cristo es, así eres tú también en este
mundo. (1 Juan 4:17) ¡El antiguo
pacto de la ley es acerca de ti,
pero el nuevo pacto de la gracia es acerca de Jesús! La ley pone sobre ti
la demanda de comportamiento, para hacerte consciente de ti mismo, mientras que
la gracia pone la demanda sobre Jesús y
te hace consciente de Jesús.
¿Te imaginas a un niño
creciendo y preguntándose siempre en su corazón: “¿Estoy complaciendo a Papá? ¿Estoy complaciendo a Mamá? ¿Papá y mamá me aceptan?” Este niño crecerá emocionalmente deformado si
no tiene la seguridad y la confianza del
amor y la aceptación de sus padres. Es por eso que tu amoroso Padre celestial te quiere enraizado, establecido y anclado
en Su inquebrantable amor por ti. Él demostró Su amor por ti cuando envió a
Jesús a convertirse en tu pecado en la cruz para que tú pudieras convertirte en
Su justicia. ¡Nuestra parte hoy es
apartarnos de la atención a nosotros mismos y fijar nuestra mirada en Jesús!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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