Medita
En
Setenta semanas han sido decretadas sobre tu pueblo y sobre tu
santa ciudad, para poner fin a la transgresión, para terminar con el pecado,
para expiar la iniquidad, para traer justicia eterna… (Daniel 9:24)
Hay algunos cristianos
que creen que puedes perder tu comunión con Dios cuando pecas, así que
necesitas confesar tu pecado a Dios y obtener el perdón para volver a ser
justo. Ellos aseguran que tu relación
con Dios no se rompe cuando pecas, pero tu comunión con Él sí, por lo
tanto, es necesario que confieses tu pecado para restaurar tu comunión con Él.
Eso suena muy bien. Pero creer que tu comunión con Dios se rompe
cuando pecas afectará tu capacidad de acercarte confiadamente a Su trono de
gracia para recibir de Él. En realidad, ambas
palabras, “relación” y “compañerismo” comparten la misma raíz griega, la
palabra koinonia. Esto significa
que incluso si tú fallas, tu relación y tu comunión con Dios no se rompen.
¿Por qué? Porque todos tus pecados y tus faltas fueron
pagados en la cruz. ¿Cómo puedes entonces
perder tu justicia en Cristo cuando esta se basa completamente en Su obra
perfecta y no en tu imperfección?
Para que puedas ver cómo
es que tenemos justicia eterna en Cristo, mira la profecía en el Libro de
Daniel acerca de la obra de Jesús en el Calvario. Daniel 9:24 describe Su misión en términos
inequívocos: “para terminar con el pecado, para expiar la iniquidad, para
traer justicia eterna”. ¡Amado, nosotros
podemos regocijarnos hoy porque Jesús cumplió cada ápice de esta profecía! La sangre de toros y cabras en el antiguo
pacto solo proporcionaba justicia limitada y temporal para los hijos de Israel,
y es por eso que con cada nueva falla, los sacrificios tenían que repetirse.
¡Pero en el nuevo
pacto, la sangre de Jesús puso fin al pecado y nos dio la justicia eterna! Escucha atentamente esto: Jesús no tiene que
ser crucificado repetidamente cada vez que tú fallas porque cada pecado ya fue
pagado en la cruz. Nosotros necesitamos
tener confianza en cuán completa y perfecta es Su obra terminada. Hoy, como creyente del nuevo pacto, tú eres
justo no solo hasta el próximo pecado. ¡Tú
tienes justicia eterna!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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