Medita En
La noche en que fue traicionado, el Señor Jesús tomó pan y dio
gracias a Dios por ese pan. Luego lo partió en trozos y dijo: «Esto es Mi
cuerpo, el cual es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria de Mí.» De la
misma manera, tomó en Sus manos la copa de vino después de la cena, y dijo: «Esta
copa es el nuevo pacto entre Dios y Su pueblo, un acuerdo confirmado con Mi
sangre. Hagan esto en memoria de Mí todas las veces que la beban». (1 Corintios
11:23–25, NTV)
Cuando recuerdes cómo Jesús voluntariamente
vino para salvarte y sufrió por tu sanidad en la cruz, esto echará fuera todo
temor de no recibir sanidad de Él.
De eso se trata el participar
de la Santa Cena. Cuando sostengas el
pan en tu mano, simplemente recuerda cómo el cuerpo de Jesús fue partido
en la cruz para que el tuyo pueda ser sanado a plenitud. Di: “Señor Jesús, gracias por llevar mi
condición en Tu propio cuerpo en la cruz. Cuando los latigazos cayeron sobre Tu espalda,
mi condición murió. ¡No tiene derecho
a quedarse en mi cuerpo!
Del mismo modo, cuando
participes de la copa, recuerda que Jesús derramó Su sangre para
salvarte. Di: “Jesús, gracias por Tu
sangre derramada que lavó mis pecados y me hizo justo. Debido a que soy justo ante tus ojos,
la sanidad me pertenece. Yo recibo
Tu vida de sanidad resurrección para mi cuerpo ahora mismo”.
Amado, ¡recuerda al
Señor y participa tu camino hacia la salud divina!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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