Medita
En
Tú has cambiado mi lamento en danza; has desatado mi cilicio y me
has ceñido de alegría. (Salmos 30:11)
Amigo, tú eres hoy favorecido
y aceptado por Dios debido a Su favor inmerecido. Incluso si tu vida es un desastre, Él puede
tomar tu desastre y convertirlo en algo hermoso. Ven a Él tal como eres.
Hace años, uno de los
miembros de mi iglesia de repente dejó de venir a la iglesia por mucho tiempo. Me reuní con él para averiguar cómo le estaba yendo
y para ver si todo estaba bien. Él fue
muy honesto conmigo y me dijo que estaba pasando por muchos problemas en su
matrimonio y que ahora era adicto al alcohol. Luego, él dijo esto: “Déjame poner mi vida en
orden, luego volveré a la iglesia”.
Yo
sonreí y le pregunté: “¿Acaso tú te limpias antes de bañarte?” Entendí por su expresión que estaba
desconcertado por mi pregunta, así que le dije: “Ven al Señor tal como eres. Él es el baño. Él te limpiará. Él pondrá tu vida en orden por ti y hará que
cada adicción pierda su control sobre ti. ¡Tú no tienes que usar tus propios esfuerzos
para limpiarte antes de bañarte!”
Me alegra decir que
este precioso hermano regresó pronto a la iglesia y Jesús cambió su vida. Hoy, él está felizmente casado, bendecido con
una hermosa familia y es uno de mis líderes clave de confianza. Eso es lo que hace el Señor cuando tú vienes a
Él tal como eres y le permites amarte hasta tu plenitud. Él hará hermosas todas las cosas en tu
vida.
Hay muchas personas
hoy que son como este hermano. Quieren arreglara
sus vidas por sí mismos antes de venir a Jesús. Tienen la impresión de que necesitan
santificarse a sí mismos antes de poder entrar en la santa presencia de Dios. Ellos sienten que están siendo hipócritas si
no arreglan sus vidas antes de venir a la iglesia.
Nada puede estar más
lejos de la verdad. Tú nunca podrás
hacerte a ti mismo lo suficientemente santo como para calificar para las
bendiciones de Dios. Tú has sido
hecho santo, justo y limpio por la sangre de Jesucristo, y es Su posición de
justo lo que te califica —nada más y nada menos. Así que deja de tratar de limpiarte a ti mismo
antes de ir al Señor. Ven a Jesús con
todo tu desorden, todas tus adicciones, todas tus debilidades y todos tus
fracasos. Dios te ama tal como eres.
Sin embargo, Él también te ama tanto como
para dejarte permanecer igual. Amigo,
cuando vienes a Jesús, Él se convierte en tu “baño”. ¡Él te lavará y vas a ser más blanco que la
nieve! ¡Salta al baño hoy y deja que
Jesús te haga perfecto, justo y santo a los ojos de Dios!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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