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domingo, 6 de diciembre de 2020

Una Vía De Escape

 Inspiración de Gracia

Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.  (Salmos 23:5)

La mesa está servida.  El pan y el vino están ahí y Jesús te dice: “Ven, hijo Mío, come.”  Pero tú le dices: “Señor, ¡soy indigno!”  Tienes miedo de acercarte a la mesa del Señor quizás porque se te ha enseñado que si participas de ella en tu estado “indigno,” caerás bajo el ardiente juicio de Dios.

Amigo, Jesús te lavó hasta hacerte más blanco que la nieve y te calificó con Su propia sangre, ¡para que seas tan digno como se puede ser!  La cosa más humilde que tú puedes hacer ahora es reconocer Su sacrificio perfecto y aceptar Su invitación con alegría.

En 1 Corintios 11, Pablo le dice a la iglesia cómo participar de la Cena del Señor para que ellos no beban juicio por sí mismos.  La palabra “juicio” en los versículos 29 y 34 es krima en el texto griego original.  Esto se refiere a una sentencia divina.  Y en el contexto de este pasaje, la sentencia divina se refiere a la enfermedad.

Pero, ¿cuándo se dictó esta sentencia divina de enfermedad?  Sucedió cuando Adán pecó. (Ver Génesis 3:19)  Cuando él pecó, la muerte entró en el mundo (ver Génesis 2:17), y el hombre envejecería, se debilitaría, se enfermaría y moriría.

Entonces, no es que Dios está dictando sentencias de enfermedad a las personas hoy.  ¿Cómo podría ser, si Jesús dijo: “Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.” (Juan 3:17)  Dios no está en el negocio de condenar sino de salvar.  Y la palabra griega para “salvo,” sozo, también significa preservar, sanar y perfeccionar.

Dios no quiere que tú sufras la sentencia divina de enfermedad que ya está en el mundo, por eso Él te ha dado una vía de escape, pagada con la sangre de Su Hijo.  Él quiere que tú estés sano y estés perfecto, sin las enfermedades del mundo, y Él lo ha hecho posible a través de la Santa Cena.

Así que, no te dejes robar más esta tremenda bendición debido a enseñanzas equivocadas que han puesto miedo en tu corazón.  ¡Acércate con confianza a la mesa del Señor hoy y recibe una porción fresca de Su salud, Su fuerza, Su plenitud y Su vida!

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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