Inspiración de Gracia
Cuando Dios creó al hombre, Él le dio
autoridad para tener dominio sobre todo en la tierra. (Ver Génesis 1:26) Pero cuando el hombre pecó, le dio esta
autoridad a Satanás. Y cuando la
autoridad del hombre fue transferida a Satanás, Satanás trajo enfermedades,
pobreza, pleitos, amargura, dolor, pérdida y muerte. Él echó a perder todo en la tierra a causa del
hombre.
“Pastor Prince, ¿por
qué Dios no simplemente agarró al diablo por el cuello y lo arrojó del jardín?”
Dios no hizo eso porque es un Dios
judicial. Fue un hombre el que le
entregó su autoridad a Satanás. Así que,
tenía que ser un hombre el que se la tomara de vuelta legalmente. Y Dios hizo esto por medio de un Hombre. ¡Su nombre es Jesús!
Con Su muerte en la
cruz, Jesús restauró en justicia todo lo que el hombre había perdido. Por eso, justo antes de regresar al cielo, Él dijo:
“Toda autoridad Me ha sido dada en el
cielo y en la tierra. Id, pues… ” Esas
palabras nos dicen que Él nos ha transferido Su autoridad a nosotros. La misma autoridad que Él tenía sobre las
tormentas, los espíritus malignos, las enfermedades, las dolencias e incluso la
muerte es ahora nuestra para que la usemos.
Así que, cuando los
medios de comunicación informen sobre una epidemia de gripe y de niños que caen
enfermos, recuerda que tú tienes dominio sobre la epidemia. Declara: “Por la autoridad que me fue dada en
el nombre del Señor Jesucristo, este virus de gripe no se acercará a mis hijos.
Yo clamo la sangre de Jesús sobre ellos.”
Si te han dicho que tu
familia tiene antecedentes de enfermedades cardíacas, toma dominio y declara:
“Por la autoridad que me fue dada en el nombre del Señor Jesucristo, yo destruyo
toda forma, manifestación y motivo hereditario de esta enfermedad. Por Su sangre, mi familia ha sido redimida de
esta y de todas las demás maldiciones.”
Amigo, la autoridad
que nos fue restaurada no es solo la autoridad en la tierra que el hombre tenía
antes de la caída, ¡sino la indiscutible y total autoridad de Jesús en el cielo
y en la tierra!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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