Inspiración De Gracia
Ella
había oído de Jesús, así que se le acercó por detrás entre la multitud y tocó
Su túnica. Marcos 5:27, NTV
La mujer que tocó a Jesús en Marcos 5,
había sufrido mucho durante doce años a causa de una hemorragia. Ella no solo había gastado todo su dinero pagando
por tratamientos que no la ayudaron, sino que su condición había empeorado.
Quizás tú has sido sometido a tantos exámenes médicos, has
sido objeto de tantas exploraciones y has probado tantos “tratamientos
revolucionarios”, que has perdido la cuenta. Pero cada vez que el tratamiento falla, todo
lo que te queda son más facturas y una condición que se ha deteriorado a pesar
de tus mejores esfuerzos.
Es posible que hayas llegado al punto en el que estás
cansado de intentar y cansando de tener esperanzas. La enfermedad ha devastado tu cuerpo y tú no
tienes ni la voluntad ni las finanzas para seguir luchando.
Si eso te describe, tú debes saber que no es una
coincidencia que estés leyendo estas palabras. Yo creo que el Señor quería que tú leyeras
esto porque Él te ama. No te rindas. Incluso si has visitado a un especialista tras
otro y has probado diferentes tratamientos en vano, ¡todavía hay esperanza!
Yo realmente creo que lo que estoy a punto de compartir te
ayudará a recibir tu rompimiento, tanto en tu cuerpo como en tus finanzas. Aquí está el relato del apóstol Marcos:
Cuando [ella] oyó hablar de Jesús, se llegó a Él por
detrás entre la multitud y tocó Su manto. Porque decía: “Si tan solo toco Sus
ropas, sanaré.” Al instante la fuente de su sangre se
secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción… Y Jesús le dijo: “Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz y queda sana de
tu aflicción.”
—Marcos 5:27–29, 34
Si tú has estado creyendo en Dios por tu sanidad, podrías
estar pensando: “Si tan solo pudiera ver a Jesús con mis propios ojos u oírlo
con mis oídos, entonces podría ser sanado.”
El apóstol Lucas registró que “grandes multitudes se congregaban para
oírle y ser sanadas de sus enfermedades”. (Lucas 5:15) Estas multitudes
escucharon a Jesús y fueron sanadas.
Pero el relato del apóstol Marcos sobre la mujer con flujo
de sangre no dice: “Cuando ella oyó hablar a Jesús”. Este dice: “Cuando
ella oyó hablar de Jesús”.
¡Aleluya! ¿Sabes lo
que eso significa? Significa que nosotros
podemos tener la misma fe que tenía esta mujer con solo oír hablar acerca de Jesús. Es posible que nosotros no veamos ni
escuchemos a Jesús en persona como lo hicieron las multitudes. Pero con solo oír hablar acerca de Jesús, nosotros podemos recibir el mismo rompimiento para
nuestra fe y sanidad que esta mujer recibió —¡incluso si las condiciones han
estado en nuestro cuerpo durante años, e incluso si los médicos y los
tratamientos costosos han fallado!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince
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