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sábado, 19 de junio de 2021

Deseando Intimidad Espiritual

 Inspiración De Gracia


Y habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos y los hijos de tus hijos, tus ovejas y tus vacas y todo lo que tienes. Allí proveeré también para ti, pues aún quedan cinco años de hambre.  Génesis 45:10-11

El “abrigo del Altísimo” habla de un lugar en Cristo, pero también habla de intimidad.  Estar “bajo la sombra del Todopoderoso” es estar cerca de Él.

Hay momentos, cuando viajo a Israel con mis pastores, en los que el sol es abrasador.  Cuando estamos al aire libre, ya sea en el Monte de las Bienaventuranzas o en Capernaum, nosotros siempre buscamos estar bajo la sombra de un árbol.

La diferencia de temperatura cuando estamos bajo el abrigo protector de un árbol es como la noche y el día.  A la intemperie, no duraríamos mucho bajo el calor abrasador del sol.  Pero bajo la sombra de un árbol, podemos sentarnos por horas, disfrutando de un momento de refrigerio mientras discutimos la Palabra de Dios.

Amado, estar bajo la sombra del Todopoderoso habla de cercanía, intimidad y protección.  Habla de un lugar de refrigero, frescura y descanso.

Cuando el Salmo 91 habla de habitar al “abrigo del Altísimo”, ese lugar de abrigo no es un lugar geográfico, sino un lugar de intimidad espiritual con nuestro Señor Jesús.  De la misma manera, la oración de protección no es un encantamiento o algún tipo de declaración mágica que te otorgará protección.  Esta se trata de ti, valorando tu posición en Cristo y tu relación cercana con Él, y encontrándote con Él en ese lugar de abrigo.

Durante más de una década, he estado enseñando a mi iglesia a declarar el Salmo 91 sobre sí mismos y sobre sus seres queridos, y a ser conscientes de la relación estrecha que como creyentes tenemos con nuestro Señor Jesús.

Hace algunos años, recibí un testimonio de protección divina de un hombre de negocios que asistía a nuestra iglesia.  Él había estado en un viaje de negocios y se hospedaba en el Hotel Marriott en Yakarta, Indonesia.  Mientras estaba en el vestíbulo del hotel, una bomba detonó justo afuera y atravesó el vestíbulo.

La explosión fue tan poderosa que él vio pasar un cuerpo volando a su lado.  Después de que el polvo se asentó, él se dio cuenta de que, aunque su camisa estaba salpicada de sangre y había escombros esparcidos a su alrededor, él estaba completamente ileso.  Asombrosamente, él se había puesto detrás de una columna en el preciso momento en que la bomba estalló, y esa columna lo había protegido del impacto directo de la explosión.

Solo piensa en lo que podría haber pasado si este hombre no hubiera llegado a la columna en el preciso segundo en que la bomba estalló.  ¡Toda la alabanza y la gloria sean a nuestro Señor Jesús que vela por los Suyos!

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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