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sábado, 15 de abril de 2017

¡Jesús Quiere!

Y he aquí vino un leproso y se postró ante Él, diciendo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme.”  Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: “Quiero; sé limpio.” Y al instante su lepra desapareció.
Mateo 8:2-3


Tú crees que Dios puede.  Pero ¿crees que Él quiere?
El leproso que vino a Jesús para que lo sanara dijo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme.”  El leproso no dudaba de la habilidad de Jesús para sanarlo, pero no estaba seguro de si Jesús quería sanarlo a él.  En otras palabras, él creía en la omnipotencia de Dios, pero no estaba seguro de si el corazón de Dios tenía amor y favor inmerecido para él.
Mi amigo, no seas como ese leproso que malinterpretó completamente a Jesús.  Mateo 8:3  registra que “Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: ‘Quiero; sé limpio.’  Jesús estaba más que dispuesto.  De hecho, ¿puedes ver cuán personal es el ministerio de Jesús?  Jesús extendió la mano y tocó al leproso con ternura.  Yo creo que Jesús hizo esto para sanarlo no solo de su lepra, sino también de las heridas emocionales que él tenía tras años de rechazo.
Jesús es el mismo ayer, hoy y por siempre. (Hebreos 13:8)  Cualquiera que sea la liberación por la que estás creyéndole a Él, Él te dice: “YO QUIERO.”  No dudes más del amor que Su corazón tiene para ti.  ¡Deja de estar ocupado en descalificarte y se completamente absorbido por Su amor y gracia para ti!
Viendo a través de los ojos de la fe,   
Joseph Prince


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