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lunes, 28 de septiembre de 2020

Solo La Expiación De Cristo Satisface A Dios

 Inspiración de Gracia

... Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Él Mismo es la expiación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.  (1 Juan 2:1-2)

Hoy en día, los judíos todavía celebran Yom Kippur o el Día de la Expiación.  Como el nombre sugiere, es un día apartado para hacer expiación por los pecados de uno.  Pero para los cristianos, esta hermosa fiesta apunta a Jesús y lo que Él hizo por nosotros en la cruz.  Debido a Su sacrificio, todos nuestros pecados ya han sido expiados perfectamente.  Es por eso que si nosotros pecamos, sabemos que “Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.”  Y Él Mismo es la expiación por nuestros pecados.

Ahora bien, esto no dice que si alguno se arrepiente, tenemos un Abogado para con el Padre.  Dice que “si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre.”  En el momento en que un hijo de Dios peca, inmediatamente, su Abogado, Jesucristo, entra en acción para orar por él y protegerlo.

¿Y qué hay del arrepentimiento entonces?

La palabra “arrepentimiento” es metanoia en griego, que significa cambiar la mente.  Por ejemplo, tú solías creer que Jesús era simplemente un buen hombre.  Entonces, un día, te arrepientes y crees que Él es el Hijo del Dios viviente, que murió por tus pecados y resucitó al tercer día, y con alegría lo tomas como tu Salvador.

El arrepentimiento bíblico no es esa idea de golpearse o castigarse a sí mismo para expiar sus pecados.  No lo conviertas en una obra humana, como el hombre que acudió a un sacerdote para confesar sus pecados.  Cuando terminaron, el sacerdote le preguntó al hombre: “Por cierto, ¿a qué te dedicas?”  El hombre respondió: “Soy un contorsionista,” y procedió a darle una demostración.  Otro hombre vino deseando confesar sus pecados.  Cuando vio al contorsionista todo retorcido en el suelo, dijo: “¡Si eso es arrepentirse, olvídelo!” y corrió lejos.

Amigo, no hay necesidad de escalar el Himalaya o azotar tu espalda hasta sacarte sangre para expiar tus pecados.  Ninguna cantidad de autocastigo o llanto puede expiarlos.  Tus pecados ya fueron castigados plenamente en el cuerpo de Jesús.  Solo Su obra terminada satisface a Dios.  ¡Así que, cambia tu mente y simplemente cree que Jesús, y solo Jesús, es la propiciación por tus pecados!

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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