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miércoles, 2 de septiembre de 2020

Dios Quiere Que Sus Hijos Estén Bien Y Estén Alegres

 Inspiración de Gracia

Jesús le dijo: “… El que Me ha visto a Mí, ha visto al Padre…”  (Juan 14:9)

Imagina el siguiente escenario: Un padre le dice a su hija: “Ven acá, hija.  Mamá dice que has estado jugando junto a la carretera.  ¿Es eso cierto?”  “Sí, papi.  Lo siento.”  “¿Lo siento?  ¿Cuántas veces te he dicho que no juegues cerca de la carretera?  ¡Ven acá!  ¡Acuéstate en la carretera y estira las piernas!”

El papá conduce su auto sobre las piernas de su hija.  ¡Se puede escuchar el sonido de los huesos siendo aplastados y a la pobre niña gritando de dolor!

“Ahora, cariño, tú sabes que papá te ama.  Y papá hizo eso para enseñarte una lección, así sabrás que jugar junto a la carretera es peligroso.”

A estas alturas, probablemente estás sacudiendo tu cabeza horrorizado, preguntándote, ¿qué padre enfermo haría eso?  Sin embargo, hay muchos cristianos que creen que nuestro Padre celestial hace eso mismo.  Ellos dicen que Él le da a la gente enfermedades, accidentes, terremotos y muerte para enseñarles una lección.

Pero Jesús dijo: “El que Me ha visto a Mí, ha visto al Padre.”  Jesús es la naturaleza de Dios en acción.  A lo largo de los Evangelios, vemos a Jesús, es decir a Dios sanando a los enfermos.  Si Dios quisiera que algunas personas se enfermen, entonces debería haber al menos un incidente en los Evangelios en el que veamos a Jesús diciendo: “Mira, tu tez es demasiado hermosa, recibe lepra” o “La ceguera es buena para ti.  Permanece ciego.”  ¡Pero no, ni una sola vez!  De hecho, Jesús “anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo.” (Hechos 10:38)  Ese es el corazón de Dios.

Como padre, si tu hijo está enfermo y tiene dolor, tu corazón solo desea verlo bien.  ¡Cuánto más tu Padre celestial!  Amigo, Dios no le da a tu hijo alguna enfermedad para enseñarles a los dos alguna lección, ni para glorificarse a Sí Mismo.  ¡Pensar así es hablar con una mente retorcida y atada por la religión!  Y el cristianismo no es una religión.  Es una relación amorosa con tu Padre celestial.

Amado, escucha a Dios decir esto a tu corazón hoy: “Yo nunca te castigaré por tus pecados porque estos ya fueron castigados en el cuerpo de Mi Hijo.  Yo no te deseo ningún mal. Yo no me llevaré a tu hijo ni le daré un accidente automovilístico para enseñarte una lección.  ¡Mi corazón desea siempre que Mis hijos estén bien y estén alegres!”

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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