Inspiración de Gracia
Pero nosotros todos, con el rostro descubierto,
contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo
transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el
Espíritu. (2 Corintios 3:18)
Cuando te miras en un espejo, ¿qué es lo que ves?
Por supuesto, te ves a ti mismo. Pero Dios no quiere que te veas en lo natural.
Tú puedes estar enfermo, débil, quebrado
y deprimido, pero Dios quiere que te veas a ti mismo de la manera en que Él te
ve —sanado, fuerte, favorecido y en tu plenitud porque Cristo está en ti. (Ver
Colosenses 1:27)
Dios quiere que tú veas
como en un espejo la gloria de Su Hijo que está en ti por Su Espíritu. Al hacer esto, Su Palabra dice que tú estás
siendo transformado de gloria en gloria —¡de enfermo a sano, de perdedor a
ganador!
El mundo puede
decirte: “Eso no puede ser tan fácil. Tú
no puedes ser transformado con solo contemplar la gloria de Jesús. No, tú debes hacer algo con respecto a ti. Si tú no te esfuerzas, no va a pasar nada. Si tú no comienzas a hacer cambios, nada
cambiará.”
Pero el mundo nunca
entenderá que mientras tú estás contemplando la gloria del Señor, quien es el
exitoso en ti, tú estás siendo transformado de un fracaso a un éxito. ¡Y esto no lo logras por ningún esfuerzo que
tú hagas para salir adelante en la vida, sino por el Espíritu del Señor! (Ver
Zacarías 4: 6)
Al contemplar la
gloria del Señor quien es el saludable en tu cuerpo enfermo, tú eres transformado
de enfermedad a salud. ¡Y esto no lo
logras por ningún esfuerzo que tú hagas para mantenerse en forma y comer bien,
sino por el Espíritu del Señor!
Amigo, ¿qué puede ser
más fácil que contemplar la belleza del Hijo? Así que, deja de enfocarte en ti mismo y en
tus esfuerzos. Aparta la vista de estas
cosas y comienza a contemplar la gloria de Jesús que está en ti ahora mismo, ¡y
vas a comenzar a contemplar los milagros que necesitas!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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