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lunes, 19 de octubre de 2020

‘Todo Lo Mío Es Tuyo’

 Inspiración de Gracia

… ‘Hijo mío, tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo.’  (Lucas 15:31)

Después de hacer algunos mandados para sus padres, un niño se acercó a su padre y le dijo: “Yo sé por qué mamá y tú me tuvieron.”  “¿Por qué?” preguntó su padre. “¡Para tener a alguien que haga los mandados por ustedes!” exclamó el niño.

Como ese niño, ¿estás tú viendo a Dios como un Padre que demanda de ti obediencia y servicio?  ¿Alguna vez ha sentido que a menos que lo obedezcas y guardes todos Sus mandamientos, tú no tienes derecho a ser bendecido por Él?

Jesús compartió la historia del hijo pródigo para mostrar cómo algunos de nosotros llamamos a Dios “Padre” y, sin embargo, no conocemos Su corazón.  Hay dos hijos en esta parábola.  Nosotros sabemos lo que le sucedió al hijo pródigo, pero también podemos aprender algo acerca del hijo mayor.  Esto es lo que él le dijo a su padre cuando descubrió que su padre había organizado una fiesta para celebrar el regreso de su hermano irresponsable y derrochador: “Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos.“ (Lucas 15:29)

Ahora, este hijo creía que su padre lo había traído al mundo para que le sirviera.  Él vio a su padre como alguien que le daba mandamientos todo el tiempo.  Y se veía a sí mismo como alguien que tenía que obedecer esos mandamientos para disfrutar de su herencia.  Pero la verdad es que el padre ya le había dado su herencia. (Ver Lucas 15:12)  El padre incluso le recordó amorosamente: “Hijo mío, tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo.”  ¡Y yo estoy seguro de que esa herencia incluía a más de una cabra!

¿Acaso tú, como el hijo mayor, has fallado en entender el corazón de tu Padre?  Tu Padre celestial ya te dio una rica herencia en Cristo cuando te convertiste en Su hijo.  Él quiere que tú sepas que has recibido el Espíritu de adopción. (Ver Romanos 8:15)  Así que llámalo: “¡Abba, Padre!” y conoce cuanto Él te ama.  Debido a que tú eres Su heredero, ¡todo lo que Él tiene es tuyo, para que lo disfrutes hoy!

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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