Inspiración de Gracia
Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. (Filipenses 4:6)
Probablemente habías
leído este versículo antes, pero, ¿te gustaría saber cómo aplicarlo en tu vida
diaria? Déjame darte una ilustración
para ayudarte.
Supongamos que eres
uno de los miembros de tu empresa que puede optar a una promoción y que mañana
sabrás si la obtienes. Tú quieres esa
promoción desesperadamente porque esta significa más ingresos para tu familia. Así que, te acuestas en la cama por la noche
dando vueltas y vueltas. Oras: “Padre,
por favor, llévate todas mis preocupaciones relacionadas con esta promoción. Dame fe.”
Una hora después, tú estás más ansioso que nunca. ¡Parece que Dios no está respondiendo tu
oración!
¿Pero por qué? Porque no lo estás haciendo a la manera de
Dios.
En lugar de hacerlo
como antes, ora de esta manera: “Padre, yo echo todas mis preocupaciones
relacionadas con esta promoción sobre Tus amorosas manos porque Tú me cuidas y
me amas.” La Biblia nos dice que echemos
todas nuestras preocupaciones sobre el Señor porque Él tiene cuidado de nosotros.
(Ver 1 Pedro 5:7) Luego, di: “Padre, me
gustaría recibir esa promoción.” Está
bien pedirle eso a Él. Ahora, aquí viene
la parte más poderosa —la acción de gracias. Termina con acción de gracias. Agradece a Dios por Su fidelidad.
Di algo como: “Padre,
ya sea que yo reciba ese asenso o no, yo te doy gracias porque Tú siempre
provees para mi familia más que suficiente. Tú, que alimentas a las aves del cielo y
vistes a los lirios del campo, nos cuidarás. Así que, yo no me voy a preocupar por ese
asenso. Tú eres la fuente de todas mis
bendiciones.” (Ver Mateo 6:30, Filipenses 4:19)
Cuando oras de esta
manera, de pronto, tú ya no eres rehén de ese asenso. Yo llamo a esto la terapia de “agradecimiento.”
Cuanto más conozcas la Palabra de Dios,
más podrás agradecerle. Cuanto más le
agradezcas, más de Su paz reinará en tu corazón. Y muchas veces, antes de que te des cuenta,
¡es de mañana! Tú ni siquiera recuerdas
haberte quedado dormido. De esta manera
reina la paz de Dios.
¡Amigo, cualquiera que
sea tu preocupación, llévasela a tu Padre en oración y agradece en tu camino
hacia la paz!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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