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lunes, 9 de noviembre de 2020

El Perdón Es Para Quienes No Lo Merecen

 Inspiración de Gracia

Entonces se le acercó Pedro, y le dijo: “Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?”  (Mateo 18:21)

Pedro le preguntó al Señor con qué frecuencia él debía perdonar a su hermano.  La respuesta del Señor fue simple: Hasta 70 veces siete. (Ver Mateo 18:22)  En otras palabras, ¡todo el tiempo!

“Bueno, Pastor Prince, él no merece mi perdón.”

Tampoco tú merecías el perdón de Dios.

No hay una sola persona viva o muerta que no haya quebrantado los 10 mandamientos de Dios.  No hay tal cosa como un “pecador parcial” o un “gran pecador.”  Todos éramos grandes pecadores cuando Jesús nos salvó.  Y cuando nos damos cuenta de que se nos ha perdonado mucho, amamos mucho. (Ver Lucas 7:47)

“Pastor Prince, ¿cómo puedes decir que yo he quebrantado todos los mandamientos de Dios?  Yo nunca he cometido adulterio.”

Amigo, Jesús dijo: “Todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón.” (Ver Mateo 5:28)  Ese es el estándar de Dios.  El hombre mira lo externo, pero Dios mira lo interno en el corazón.  Además, si tú infringes una ley, eres culpable de infringir todo. (Ver Santiago 2:10)  Así que, todos quebrantamos todos los mandamientos de Dios.  Todos en el mundo somos grandes pecadores.

Ahora, tú ya no eres un pecador si has recibido a Cristo como tu Salvador.  Tú eres una nueva creación.  Pero eras un gran pecador y Dios perdonó tu enorme deuda por medio de la muerte de Su Hijo.

Así que, si alguien te ha hecho daño, dite a ti mismo esto: “Yo no merecía el perdón de Dios, pero Él me perdonó por medio de Cristo.  Así que, yo también perdono a esta persona.”  Si tú dices algo como: “Él/Ella no se lo merece,” no tiene sentido.  El perdón no es para personas que se lo merecen.  Si se merecen algo, es un castigo.  Pero el perdón significa que tú extiendes gracia —favor inmerecido— de la misma manera como Dios te extiende favor inmerecido a ti.

Amado, si tú eliges aferrarte a la amargura, nadie sufre excepto tú.  Tú pierdes tu paz, luego posiblemente tu salud.  Sencillamente no vale la pena.  Dios te dice: “Suéltalo.  Perdónales sus deudas, así como Yo perdoné las tuyas.”

Viendo a través de los ojos de la fe,

Joseph Prince

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