Inspiración de Gracia
Sea él también para ti restaurador de tu vida y sustentador de tu vejez… (Rut 4:15)
El hambre empobreció la vida de Noemí, una
israelita. Pero fueron las muertes de su
esposo y sus dos hijos las que la dejó completamente desamparada. (Ver Rut
1:1–5) O eso pensó ella, hasta que Booz,
que era un pariente cercano y rico, entró en su vida.
Como su pariente
redentor, Booz se casó con Rut, la nuera viuda de Noemí. Y a través de esa unión, Noemí tuvo un nieto. El nacimiento de su nieto le dio una nueva
oportunidad de vida, lo que hizo que las mujeres vecinas declararan que el
restaurador de su vida y sustentador de su vejez había llegado a su vida. (Ver
Rut 4:14–16)
Booz es una imagen de
Jesús, nuestro pariente redentor. Jesús
se convirtió en nuestro pariente cuando nació en este mundo como uno como
nosotros. Y Él se convirtió en nuestro
Redentor cuando pagó con Su vida y Su sangre en la cruz para redimirnos.
Jesús se entregó a Sí
Mismo para nosotros como el restaurador de nuestra vida y sustentador de
nuestra vejez. Cuando el restaurador de
la vida está en nuestras vidas, lo que hemos perdido puede ser restaurado. (Ver
Joel 2:25-26) Y con el sustentador de
nuestra vejez en nosotros, nuestros cuerpos pueden ser gloriosamente renovados
a pesar de que nosotros avanzamos en años.
Es por eso que cuando
Moisés murió a la edad de 120 años, no se habían apagado sus ojos ni había
perdido su vigor. (Ver Deuteronomio 34: 7) Caleb, a los 85 años, aún podía expulsar a los
gigantes de la tierra. Dios literalmente
había sustentado su cuerpo y lo había fortalecido para la guerra. (Ver Josué
14:11) Sara fue verdaderamente rejuvenecida
por Dios en su vejez, porque todavía fue deseable para un rey a la edad de 90
años. (Ver Génesis 20:1-2) Dios incluso
renovó su vientre. Ella recibió fuerza
para concebir (ver Hebreos 11:11), dando a luz a Isaac en su vejez.
Amado, Dios está fuera
del tiempo y tu fe en Él te lleva a esta zona atemporal. Allí, se restaurará lo que los años han
robado. ¡E incluso mientras tus años
aumentan, tú no te debilitarás ni te cansarás porque el restaurador de tu vida
y el sustento de tu vejez está en ti!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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