Inspiración de Gracia
“Ninguna ofrenda de
cereal que ofrezcáis al Señor será hecha con levadura, porque no quemaréis
ninguna levadura ni ninguna miel como ofrenda encendida para el Señor.” (Levítico 2:11)
Siendo un joven cristiano, escuché como una
ilustración del Salmo 23 sobre unos pastores que a veces rompen las piernas de
las ovejas que habitualmente se separan, para enseñarles a no separarse. Esa enseñanza errónea —“El Señor es mi Pastor,
El quebranta mis piernas”— estuvo pegada a mí durante años, causándome un temor
innecesario al castigo de Dios cuando sentía que me había separado de Él.
Tales enseñanzas
erróneas son a lo que la Palabra de Dios se refiere como “levadura.” Es por eso que Jesús advirtió a Sus
discípulos: “Estad atentos y guardados de
la levadura de los fariseos y
saduceos.” (Mateo 16:6) La levadura
de los fariseos era su doctrina del legalismo, que juzga y condena a las
personas que no cumplen las leyes de Dios. La levadura de los saduceos era su doctrina
del humanismo, que descarta lo sobrenatural y enseña que todo se puede explicar
mediante el razonamiento o la ciencia.
Cuando Dios le dijo a
Su pueblo en Levítico 2:11: “Ninguna
ofrenda de cereal que ofrezcáis al Señor será hecha con levadura,” nos
recuerda que la manera en que nosotros apreciamos a Jesús, nuestra ofrenda de
cereal, no debe mezclarse con enseñanzas incorrectas. Por ejemplo, cuando hablamos de “sufrir con
Cristo” (Romanos 8:17), nosotros debemos saber que no se trata de sufrir
enfermedades o carencias, cosas de las que Jesús ya nos redimió, sino de sufrir
persecución, desprecio y rechazo por causa de Su nombre, lo cual es probable que
enfrentemos como buenos cristianos.
Amigo, lo que tú crees
acerca de Jesús es importante porque el Espíritu Santo solo da testimonio de la
verdad. (Ver Juan 16:13) Así que, pídele
a Él que te revele la belleza de Cristo y la perfección de Su obra terminada cada
vez que leas la Palabra de Dios. Descubre
en la Palabra cómo Cristo te ha redimido de cada maldición y ha pagado para que
tú disfrutes de todas las bendiciones de Dios con Su sacrificio en la cruz.
Amado, deshazte de
cualquier levadura en tu fe. Cree y
declara que tú estás sano, no enfermo; que tienes provisión abundante, no escasez;
y que en Cristo, tú eres justo para siempre. ¡Y cuando comiences a creer y a confesar las
verdades de Dios, la unción del Espíritu Santo será liberada para el rompimiento
que necesita!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
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