Inspiración de Gracia
Pero vosotros, amados, edificándoos en vuestra santísima
fe, orando en el Espíritu Santo. (Judas 1:20)
Cuando mi hija Jessica era pequeña, despertó
una noche llorando. Ella no estaba
enferma, pero no paraba de llorar a pesar de que su madre y yo intentábamos
tranquilizarla. Yo no sabía qué hacer. Fui al baño, me senté en el suelo y clamé:
“Espíritu Santo, Tú sabes lo que le pasa a mi hija. Tú sabes lo que ella necesita, mejor que yo,
así que te la entrego ahora.” ¡Yo comencé
a orar en lenguas y ella dejó de llorar inmediatamente!
Ahora, desearía que
esos resultados instantáneos fueran la norma, pero no lo son. En otra ocasión, yo experimenté un dolor
severo desde la parte posterior de mi cuello hasta mis hombros. Oré por sanidad, pero el dolor persistió
durante bastante tiempo y yo estaba bastante preocupado.
Una noche, en mi
habitación, me arrodillé y oré: “Espíritu Santo, Tú conoces esta condición. Yo no sé qué es, pero te pido que Tú hagas una
oración perfecta en contra de esta condición.” Yo comencé a orar en lenguas. No sé cuánto tiempo oré, tal vez una hora más
o menos, hasta que sentí que la carga se aliviaba. Finalmente me quedé dormido, todavía con
dolor. Pero cuando me desperté, ¡todo el
dolor se había ido!
Cuando te enfrentes a
una crisis, tú puedes decirle al Espíritu Santo: “Yo no sé cómo orar por este
problema. He hecho todo lo que sé hacer,
pero parece que no estoy logrando mi rompimiento. Ayúdame a orar, Espíritu Santo.”
Y mientras oras en el
Espíritu, sentirás que hay una oración dentro de ti. Fluye con ella hasta que sientas que la liberación
sucedió. Tú sentirás paz, alivio por tu
carga y una nota de victoria dentro de ti. El Espíritu Santo te asegurará que todo va a
estar bien o Él te impulsará a hacer algo. ¡Luego, descubrirás que lo que había estado impidiendo
que recibieras tu rompimiento es removido, y en su lugar está la respuesta que
tú necesitas!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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