Inspiración de Gracia
Y le dijo: “Ve y lávate en el estanque de Siloé” (que quiere decir, Enviado). Él fue, pues, y se lavó y regresó viendo. (Juan 9:7)
Cuando Adán pecó y cayó, todo lo relacionado
con la creación cayó. Sin embargo, las
personas hoy todavía están poniendo su confianza en la creación. Por ejemplo, ellos tratan de volverse
saludables comiendo lo que se llama la “dieta del Edén” —verduras y nada de
carne. Ellos actúan como si la creación
no hubiera caído. También olvidan que
hay personas que comen bien y hacen ejercicio con regularidad, ¡y aun así caen
muertas en lo mejor de sus vidas!
Gracias a Dios que lo
que la creación no puede hacer, la redención
si puede hacerlo y lo hizo. Jesús
demostró esto cuando Él escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y lo puso
en los ojos de un hombre ciego. (Ver Juan 9:6–7) Ahora bien, ¡es verdaderamente inusual poner barro
en los ojos de un hombre ciego porque este se volvería doblemente ciego!
Entonces, ¿por qué
Jesús hizo eso?
Él nos estaba
demostrando que todas las partes de nuestro cuerpo provienen de la tierra y que
debido a que la creación ha caído, la obra de la creación no puede abrir los
ojos de un ciego. ¡Pero la obra de
redención sí puede hacerlo! Es por eso
que Él envió al ciego al estanque de Siloé. La palabra “Siloé” significa “Enviado,”
refiriéndose al enviado, Jesús. Cuando
el ciego se lavó los ojos en el estanque del enviado, él recibió sanidad
sobrenatural para sus ojos.
Amados, cuando vayamos
a Jesús, el enviado que vino a redimirnos pagando el precio de Su sangre, y descansemos
en Su obra terminada, vamos a recibir el milagro que necesitamos. Si creemos que por Sus llagas hemos sido
sanados (ver Isaías 53:5), nosotros tendremos mayor salud que aquellos que
confían en la creación.
Jesús fue enviado para
redimirnos de toda maldición que vino sobre la creación con la caída de Adán. (Ver
Gálatas 3:13) Él nos ha redimido de la
enfermedad, el dolor, la tristeza, la depresión, la pobreza e incluso la
muerte. El mundo puede conocerlo a Él como
el Creador. Pero hoy, nosotros lo conocemos
como nuestro Redentor. Donde la obra de
la creación no puede salvarnos, ¡Su obra de redención si puede y lo ha hecho!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
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