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martes, 6 de marzo de 2018

Garantizado Por Pacto


Y él le dijo: “Oh Señor Dios, ¿cómo puedo saber que la poseeré?” Él le respondió: Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.”
Génesis 15:8-9
¿Estás desanimado porque un rompimiento por el que has estado orando todavía no se ha manifestado?  Quizás han pasado días o incluso semanas, y te estás preguntando: “¿Cómo voy a saber que voy a recibirlo?”  Abraham enfrentó la misma situación y le hizo a Dios la misma pregunta.  Y Dios le respondió: “Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.”  ¡Que respuesta tan extraña!
Pero si lo lees (en Génesis 15:10-21), vas a darte cuenta de que Dios tomó la pregunta de Abraham muy en serio, y quiso mostrarle cuán en serio El estaba tomando el ser su proveedor, su protector y quien lo bendecía.  Dios estaba siendo tan serio que estaba dispuesto a comprometerse a Sí Mismo en un pacto.
¿Qué es un pacto?  Es como un contrato.  Sin embargo, es más que un contrato.  Un contrato tiene validez solo por un período de tiempo, como cinco o siete años, o hasta que los términos se cumplan.  Pero un pacto es eterno.  Es permanente.  La única forma de salir de éste es mediante la muerte.  Es por eso que el matrimonio es un pacto, no un contrato.  Y es permanente —“Hasta que la muerte los separe.”
En los tiempos de la Biblia, cuando establecías pacto con alguien, debías llevar un animal, normalmente un carnero o un macho cabrío, y lo sacrificabas cortándolo por la mitad.  Seguidamente, te parabas frente a tu compañero de pacto y caminaban el uno hacia el otro en medio de las dos partes del animal, colocándose ambos en el centro.
Lo que todo esto significa es que ambas partes estaban obligadas a proteger y a proveer por el otro.  Todo lo que te pertenecía a ti, ahora era de tu compañero, y todo lo que le pertenecía a tu compañero, ahora era tuyo.  Claro que el que era más beneficiado era el más pequeño, el más pobre.
Hoy, Dios está en pacto con nosotros.  Nosotros somos los más pequeños, la parte más pobre.  No tenemos nada que ofrecerle a Dios.  ¡Pero Dios, el más rico y más poderoso ser del Universo, tiene todo para ofrecernos a nosotros!
Mi amigo, Dios se unió a Sí Mismo en un pacto contigo, una garantía blindada de Sus bendiciones y Su provisión para tu vida, y todo es por tu beneficio.  ¡El rompimiento que estás esperando está garantizado por pacto!
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph  Prince

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