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viernes, 8 de mayo de 2020

Cómo El Espíritu Santo Nos Ayuda


Inspiración de Gracia
Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu Mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.  (Romanos 8:26)
El Espíritu Santo no está dentro de ti para señalar tus faltas o molestarte cuando haces algo malo.  La Palabra de Dios nos dice que Él está dentro de nosotros para ayudarnos en nuestras debilidades.  En áreas donde estamos sin fuerzas, Él está allí para ayudarnos.  Cuando no sabemos qué orar, “el Espíritu Mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
Ahora, no leas el versículo y digas: “Bueno, yo no sé por qué debo orar y ya que el Espíritu Santo intercede por mí, le dejaré la oración a Él.”
Si el Espíritu Santo, sin nuestra participación, intercede por nosotros, ¡entonces cada cristiano estaría viviendo vidas victoriosas automáticamente!  Pero sabemos que hay muchos cristianos que no parecen estar caminando en la plenitud de las bendiciones de Dios.  Así que obviamente, Romanos 8:26 no está diciendo eso.  ¿Entonces qué está diciendo?
En la primera parte del verso, la palabra “ayuda” es sunantilambanomai en el texto griego original.  Esto significa “aferrarse juntos contra.”  Ahora, “juntos” significa que se requiere nuestra participación.  En otras palabras, el Espíritu Santo sunantilambanomai, es decir, se une con nosotros en contra del problema.
Así que, si tú simplemente te sientas y no te aferras al problema, el Espíritu Santo no tiene nada en contra de qué “aferrarse” contigo.  Si tú no oras, Él no tiene nada que orar.  Si tú permaneces callado, entonces, incluso si Él quiere orar a través de ti, Él no puede.  Pero cuando tú liberas tu oración en lenguas, tú en realidad le estás permitiendo a Él orar a través de ti.  Y Él se aferrará contigo en contra del problema y hará la oración perfecta a través de ti porque “Él intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios.” (Romanos 8:27)
Y puedes estar seguro de que cuando tú pides algo de acuerdo con la voluntad de Dios, Él lo escucha.  Y si sabes que Él te escucha, lo que sea que le pidas, ¡tú sabes que tienes las peticiones que le has pedido! (Ver 1 Juan 5:14-15)
Viendo a través de los ojos de la fe,
Joseph Prince

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