Inspiración de Gracia
Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en
nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu Mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles.
(Romanos 8:26)
El Espíritu Santo no está dentro de ti para
señalar tus faltas o molestarte cuando haces algo malo. La
Palabra de Dios nos dice que Él está dentro de nosotros para ayudarnos en
nuestras debilidades. En áreas donde
estamos sin fuerzas, Él está allí para ayudarnos. Cuando no sabemos qué orar, “el Espíritu Mismo intercede por nosotros
con gemidos indecibles.”
Ahora, no leas el
versículo y digas: “Bueno, yo no sé por qué debo orar y ya que el Espíritu
Santo intercede por mí, le dejaré la oración a Él.”
Si el Espíritu Santo,
sin nuestra participación, intercede por nosotros, ¡entonces cada cristiano
estaría viviendo vidas victoriosas automáticamente! Pero sabemos que hay muchos cristianos que no
parecen estar caminando en la plenitud de las bendiciones de Dios. Así que obviamente, Romanos 8:26 no está
diciendo eso. ¿Entonces qué está
diciendo?
En la primera parte
del verso, la palabra “ayuda” es sunantilambanomai
en el texto griego original. Esto significa
“aferrarse juntos contra.” Ahora, “juntos”
significa que se requiere nuestra participación. En otras palabras, el Espíritu Santo sunantilambanomai,
es decir, se une con nosotros en contra
del problema.
Así que, si tú simplemente
te sientas y no te aferras al problema, el Espíritu Santo no tiene nada en
contra de qué “aferrarse” contigo. Si tú
no oras, Él no tiene nada que orar. Si tú
permaneces callado, entonces, incluso si Él quiere orar a través de ti, Él no
puede. Pero cuando tú liberas tu oración en lenguas, tú en realidad le estás
permitiendo a Él orar a través de ti. Y Él se aferrará contigo en contra del
problema y hará la oración perfecta a través de ti porque “Él intercede por los santos conforme
a la voluntad de Dios.” (Romanos 8:27)
Y puedes estar seguro de que cuando tú pides
algo de acuerdo con la voluntad de Dios, Él lo escucha. Y si sabes que Él te escucha, lo que sea que
le pidas, ¡tú sabes que tienes las peticiones que le has pedido! (Ver 1 Juan 5:14-15)
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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