Inspiración de Gracia
“Yo Soy el Alfa y la Omega –dice el Señor Dios– el que es y
que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”
(Apocalipsis 1:8)
¿Alguna vez has estado demasiado ocupado para
hacer algo y luego descubres que es demasiado tarde cuando finalmente puedes
empezar a hacerlo? Como seres humanos, nosotros
vivimos nuestras vidas limitadas por el tiempo. Pero
Jesús, el que creó el tiempo, no está sujeto al tiempo. ¡Él siempre tiene tiempo para cada uno de
nosotros!
Incluso en Su
ministerio terrenal, en Su forma limitada como Hombre, Él siempre tuvo tiempo para ministrar a las personas. Considera un día típico en Su ministerio: Cuando
un hombre severamente poseído por demonios gritó desde las tumbas de una región
distante, Él tuvo tiempo para
navegar desde Galilea hasta el país de los gadarenos para salvar a ese atormentado
hombre solitario. En camino hacia allá, Él tuvo tiempo para responder a los
gritos de Sus discípulos cuando una fuerte tormenta surgió. Él se despertó de Su bien merecido sueño y
calmó la tormenta para ellos.
Después de salvar al
hombre endemoniado y regresar a Galilea, otro hombre, Jairo, acudió a Él en
busca de ayuda. La hija de 12 años de
Jairo se estaba muriendo y él le rogó a Jesús que fuera a su casa para sanarla.
Jesús estuvo de acuerdo en hacerlo —Él tuvo tiempo. Pero en camino hacia allá, una mujer con un
flujo de sangre desde hacía 12 años, tocó secretamente el borde de Su manto y
recibió su sanidad. Aunque la hija de
Jairo estaba agonizando, Jesús tuvo
tiempo para buscar a quién lo había tocado, para poder ministrar a esa
persona.
Mientras Jesús estaba
ministrando a la mujer, Él recibió la noticia de la muerte de la hija de Jairo.
Ahora, en lo natural, Jesús estaba “demasiado
tarde.” Sin embargo, Él no consideró una pérdida de tiempo animar
a Jairo: “No temas; cree solamente, y
ella será sanada.” (Lucas 8:49–50) Él no estaba preocupado, ni apurado. Él se tomó el tiempo para ir a la casa de Jairo y levantó a la
pequeña damisela de entre los muertos.
Amigo, este mismo Jesús amoroso siempre tiene tiempo
para ti, Su amado. Él escucha tu llanto,
se preocupa por las pequeñas y grandes cosas que te preocupan, y vendrá y te
salvará. Incluso cuando Él está “ocupado”,
Él tiene tiempo para detenerse y ministrarte. Incluso cuando parezca “demasiado tarde,” ¡Él aún
se verá que tú recibas tu milagro!
Viendo a través de los
ojos de la fe,
Joseph Prince
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